Verguenza y Perdón
"Si alguno no obedece lo que decimos a lo que decimos por medio de esta carta.
ése señadlo, y no os juntéis con él, para que se averguence" 2 Tesan. 3:14.
Un hermano cristiano se ruborizó cuando le confronté con un pecado que había en su vida. Sabía que el hermano iba a confesar su pecado, que corregiría sus caminos, y que experimentaría el paerdón de Dios. ¡Y así fue!.
¡Qué contraste con las personas desvergozadas y sin pudoe cuando se las confronta acerca de sus pecados! No muestran sentido alguno de verguenza, y niegan que necesiten el perdón de Dios. Una actitud así demuestra una completa insensibilidad espiritual.
Hay ocasiones en que deberíamos avergozarnos. Dios se airó porque los israelitas no sabían ruborizarse"¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aún saben tener verguenza; por lo tanto caerán entre los que caigan; cuando los castigos caigan, dice Jehová" Jeremías 6:15. Y en el texto para hoy, Pablo exhorta a los cristianos a hacer que un creyente pecador se sienta avergonzado de su conducta desordenada. Debemos hacer esto, sin embargo, cómo amigos solícitos, no cómo enemigos.
deberíamos orar que en este sentido de verguenza lleva al arrepentimiento y a la restauración a la comunión con Dios y con Su pueblo. Y si el pecado es confesado y abandonado, debemos asegurar a aquella persona que el perdón del Señor es total. la verguenza ha llevado al arrepentimiento, y el perdón de Dios elimina ahora toda la razón para la verguenza.
La verguenza debería llevar a confesión y a perdón, y el perdón debería poner fin a toda verguenza. ¡Demos gracias a Dios por ambas cosas.
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