Consolados para consolar
Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos. Filipenses. 1:7.
Existen personas cuya influencia consoladora es admirable. Filemón era una de ellas: "Por ti han sido consolados los corazones de los santos", le dice Pablo. La mayoría de los seres humanos tenemos dificultad para observar el dolor de las personas afligidas que viven a nuestro lado. Es propio de nuestra naturaleza pensar en nosotros mismos, y centrarnos en las circunstancias adversas que surgen todos los días. El espíritu de queja, y la insatisfacción se apodera del corazón. Casi siempre creemos que a los demás les va bien, y solo a nosotros nos salen mal las cosas.
¿Cuál era la razón de la vida inspiradora de Filemón? Su amor. Pablo habla de gozo y de consolación "en tu amor". Una vida sin amor es incapaz de ver el dolor ajeno; vive solamente concentrada en su propio dolor.
Pero, hay que entender que el amor no es algo que tú fábricas. Por más que te esfuerces, que lo intentes y que tengas fuerza de voluntad, la triste realidad es que tu amor, el mío y el de todos los seres humanos está manchado por la terrible suciedad del egoísmo. Así somos, desde la entrada del pecado a este mundo: egoístas, incoherentes y absurdos en nuestra manera de amar. Decimos que amamos al cónyuge, pero, ¿adónde se va ese amor, cuándo descubrimos que fue infiel? Decimos que amamos al hijo, pero ¿qué sucede cuándo descubres que él hizo algo en contra de ti?
Por lo tanto, si eres consciente de que no puedes fabricar amor, necesitas ir a la verdadera Fuente del amor, que es Dios. Dios no solo tiene amor, ni solo muestra amor o apenas da amor: él es el propio amor. Cuando ofrece amor, se ofrece a sí mismo; cuando muestra amor, se muestra a sí mismo. Sin él, no existe amor: Dios es la misma esencia del amor. Y el ser humano solo puede reflejar, aunque sea pálidamente, el verdadero amor en la medida en que viva conectado al Dios Amor.
Haz de este un día de amor y de consolación. Mira a tu alrededor, y consuela a quien está triste. ¡Quién sabe! Tal vez, un día alguien diga, de ti, lo que Pablo dijo de Filemón: "Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos
Que Dios te bendiga.