“El orgullo lleva a la deshonra, pero con la humildad viene la sabiduría.”
Proverbios 11.2
El orgullo y la vergüenza, ambos vienen de una vista distorsionada de uno mismo.
El orgullo dice, “Quien yo soy es mejor que los que me rodean”. Este es un problema obvio. Cuando conocemos a alguien orgulloso, es fácil identificar inmediatamente su engaño. Ellos transmiten un aire de “soy mejor que”, el cual nos irrita, porque después de todo, quien se cree esa persona para pensar que es mejor que yo?!
La vergüenza dice, “Quien yo soy es un defectuoso. Quien yo soy es anormal e intrínsecamente soy menos que los que me rodean”.
Este es a veces mas difícil de descubrir en los demás pero es fácil de sentir en nosotros mismos.
La interacción entre ambos, orgullo & vergüenza, es mas bien como un matrimonio, están casi siempre juntos.
Se puede decir que vienen en olas, y como una persona perdida en el mar, ellos experimentan la altura de un oleaje, sintiendo como si están en la cima del mundo, y lo bajo de una trinchera, sintiendo como si han fracasado y el mundo se les viene encima. El problema es que ellos simplemente están dejándose llevar por la marea y cada experiencia y relación los lleva más y más adentro de su propia tormenta perfecta.
La persona humilde dice, “Soy quien Dios me creo para ser, un siervo de los demás, un conquistador, un hijo de Dios, un esclavo de la justicia, dispuesto a pararme firme por quien soy CON y EN Dios”. Esta persona es amada, buscada y bienvenida por aquellos que le rodean. Esta persona puede conseguirse en el medio de aguas calmadas o en el medio de una tormenta. La diferencia entre esta persona y los demás, es que esta persona no está a la misericordia de las olas, sino que mas bien está segura, mientras el Capitán de su vida, navega seguramente, a menudo llevándole a través de aguas inexploradas.
Yo no se en que viaje te encuentras, si estás siendo tirado por el mar del orgullo y la vergüenza, o si estás sentado seguro y humildemente a bordo, mientras el Señor te dirige. Tu sin embargo, si sabes donde te encuentras porque lo sientes en tu corazón.
Sientes la ansiedad de estar perdido o el consuelo de ser dirigido.
Empieza hoy con una perspectiva sana de ti mismo. Lo eres todo en Cristo pero estas en aguas profundas y oscuras sin Él.