No me consientas. Enséñame a compartir.
No temas ser firme conmigo. Lo prefiero... me hace sentir seguro.
De ser posible, no me corrijas frente a la gente. Haré más caso si hablas conmigo en privado.
No olvides cuál es la diferencia entre errores y pecados.
No me protejas de las consecuencias. Necesito aprender de la forma más difícil.
No le prestes mucha atención a mis pequeñas enfermedades. Por medio de ellas a veces consigo la atención que deseo.
No me regañes. Instrúyeme y guíame.
No hagas promesas precipitadas. Recuerda que me siento muy defraudado cuando las promesas no se cumplen.
No olvides que no puedo expresarme tan bien como deseo. Es por esta razón que a veces no soy preciso.
No seas incongruente. Eso me confunde por completo y me hace perder la fe en ti.
La manera más segura de hacer la cosa difícil para los hijos es haciendo que sea más fácil para ellos.
Hebreos 12:11 Los castigos siempre son dolorosos de momento, pero al final uno ve en el que ha sido disciplinado un apacible crecimiento en gracia y carácter.
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