Las vacaciones pasaron como un suspiro, apenas comenzaron cuando de repente, ¡zum! se acabaron.
En este regreso de Vacaciones, al vaciar las maletas, sacudamos la arena de la playa, la tierra de la montaña, saquemos la ropa húmeda de la alberca y la ropa sucia, acomodemos los recuerditos que compramos para nuestros conocidos y sacudamos los libros de oración, que usamos todos los días de vacaciones. Y cuando tengamos la maleta vacía, limpia y lista para guardarla nuevamente, alegrémonos el corazón, dándole gracias a Dios por esta bendición de vida que en lo grande y en lo pequeño estamos obligados a reconocer y a bendecir.
Hagamos en tres minutos una gran oración, primero dando gracias a Dios Padre por todas sus bendiciones; segundo, pidiendo perdón por todo lo que deberíamos haber hecho bien y voluntariamente no hicimos y tercero, pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a manejar, con sabiduría y fortaleza, pero sobre todo con amor a Dios, lo que está por venir al día siguiente. Entonces, la “tristeza” del regreso se transformará de esta manera en una inmensa alabanza a Dios Nuestro Señor, que en cada momento de nuestra vida está al pendiente de lo que realmente necesitamos.
Ahora en este regreso a la vida diaria, también por favor, queridos amigos recuerden pedir en sus oraciones por el bien y la permanencia de este grupo tan querido, pedir por esta herramienta de Dios, que sigue de pie solamente con la ayuda de nuestros bienhechores Migdalia, Pedro Pablo, Graciela que Dios siempre les dé fuerzas para seguir adelante.
No olviden que los necesitamos para seguir adelante, para seguir llevando la Palabra de Dios a todos los rincones de los corazones que nos quieran leer.
Haremos una petición especial en nuestra Red de Oración por todos los que regresan de vacaciones, para que su regreso sea una plegaria de agradecimiento a Dios, por todas sus bendiciones recibidas y por el inicio de un nuevo ciclo lleno de amor, acá en Perú siguen los niños escolares de vacaciones los universitarios ya se van a clases.
En ocasiones volver a empezar con la rutina de siempre, no siempre es fácil. Es por eso que debemos tener presente a Dios en nuestras vidas.
Comparto la preciosísima oración al Sagrado Corazón de Jesús, la parte que dice “¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame al cuidado de todas tus cosas y en todo te irá mejor. Cuando te abandones a Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios...” es realmente tentadora al invitarnos a soltarnos en sus manos y comenzaremos a ver con ojos más optimistas todo, todo lo que Cristo nos permite, nos da, nos regala, independientemente de las dificultades que también Él permite para nuestra purificación y salvación eterna.
Dios los bendiga.
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