Introducción: Quiero compartir en esta ocasión la diferencia entre la alabanza y la adoración. Es bueno que podas reconocer el valor y uso de cada una de ellas. De lo contrario podremos utilizarlas en forma incorrecta y no obtener los resultados que Dios en su Palabra promete.
I. Examinemos algunas diferencias: a. Dios no necesita las alabanzas; el creyente es quien necesita alabarlo. Dios ha ordenado la alabanza, no por lo que le afecte a Él sino por los cambios que obra en nosotros los creyentes. La alabanza nos pone en una buena relación con Dios. Dios anda en busca de adoradores y no adoración (Juan 4:23) Dios anda en busca de aquellos que manifiesten una vida continua de adoración. b. La alabanza puede ser a veces distante, pero la adoración es por lo general intima. El corazón del hombre no tiene que estar cerca de Dios para alabarle. Cualquier persona o cosa puede alabarlo (Salmos 148:3-12) La adoración es diferente, pues acerca los creyentes al corazón de Dios. La relación intima es un requisito para la adoración. La adoración envuelve la comunión como la comunicación. c. La alabanza siempre se ve o se oye; la adoración no siempre es evidente en el observador. d. La alabanza es la preparación para la adoración. La alabanza es la entrada a la adoración a Dios.
II. La esencia de la adoración: a. La adoración no es algo que ocurre en la congregación cuando se siente la presencia ungida de Dios. La adoración puede ocurrir cuando el creyente se encuentra en la hora más oscura y afirma la soberanía de Dios a pesar de las circunstancias. b. Adorar en el espíritu significa adorar de acuerdo con la verdadera naturaleza de Dios, y en el poder de comunión que da el espíritu Santo. c. Adorar en verdad significa adorar a Dios de acuerdo con la revelación que Él ha dado en gracia de Sí mismo. El verdadero adorador adora aun bajo las circunstancias más devastadoras desde el punto de vista emocional. d. La adoración se aprende (Salmos 89:15) La adoración es el arte de expresarse uno a Dios, y el creyente debe aprender esa expresión y abrir el corazón como canal del espíritu Santo. e. La adoración no siempre requiere la formación de palabras o frases, sino que requiere la postración humilde del alma delante de Dios, para reverenciar su grandeza en silencio y quietud (Salmos 46:10) f. La adoración es la capacidad de magnificar a Dios con todo el ser, espíritu, alma y cuerpo.
Conclusión: Dios quiero que como hijos suyos podamos reconocer que de la misma forma que existe una desarrollo y crecimiento en nuestra vida de cristianos. Podamos reconocer que la alabanza debe de evolucionar en nuestras vidas a la verdadera adoración que Dios demanda de nosotros como sus hijos. Determina en este día ser mas que un alabador, determina ser un adorador.