¡Multiplica tu ánimo!
"Ya voy, Señor", pero... no fue (Mt 21, 31).
Qué trabajo cuesta a veces hacer lo correcto. A los llamados de Cristo nos gusta contestar "sí voy Señor", "claro que sí", "estoy muy dispuesto", pero al momento de tener que ejecutar la acción, desfallecemos y... no vamos.
Esto sucede porque dejamos que nos dominen los sentimientos, ¿tenemos ganas de ir?, ¿tenemos ganas de hacer el bien? Cuando algo significa esfuerzo y sacrificio, el cuerpo y la voluntad contestan por nosotros, "ya iré más tarde".
Esta actitud nos aleja de Dios. Si queremos transformar el mundo, si queremos una cultura de la vida y una civilización del amor, urge reconciliar nuestro corazón con Dios, volverlo a tener presente en todo momento. Él nos llama constantemente, durante todo el día, en cosas desde muy simples hasta cuestiones difíciles de aceptar. Pero las cosas simples son las más frecuentes: "Ya voy, Señor... a procurar y a amar más a mis padres", pero finalmente no voy porque estaba lloviendo. "Ya voy, Señor... a darles un buen tiempo de atención a mis hijos", pero finalmente no voy porque me ganó el sueño o el gusto por el programa de televisión. "Ya voy, Señor... a confiar en ti, sobre todo en los casos de sufrimiento y de dolor", pero finalmente no voy, no confío y además me enojo contigo, Señor".
Para acudir al llamado de Cristo se requiere aumentar el ánimo, la Fe y dar un sentido más transcendente a todo lo que implica esfuerzo, a lo que nos provoca desgana. No nos fijemos en lo que nos cuesta hacer tal o cual cosa, fijémonos mejor en el bien que hacemos a los demás y de los puntos que acumularemos en nuestro camino al cielo.
¡Ánimo! Dios estará más presente en nuestras vidas cuando aceptemos ir cada vez que Él nos llame a través de todos los que nos rodean. Si algo nos cuesta trabajo, animémonos al considerar los frutos que obtendremos al hacer lo correcto.