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"Que esta Navidad sea el comienzo de una nueva y maravillosa etapa en tu vida. Sumérgete en el espíritu navideño y disfruta de las mil y una manifestaciones de su magia" La Navidad es una época muy especial del año. En ella disponemos del permiso social para expresar nuestros más nobles sentimientos por medio de detalles, caricias y palabras amables... Es una época para el reencuentro y el compartir con los amigos y la familia, para fortalecer y alimentar el vínculo de amor y amistad que nos une. También es tiempo para actuar con sentimientos de solidaridad, compasión y hermandad, dejando fluir libremente nuestro afecto, comprensión y ayuda desinteresada hacia alguien que necesite un poco de nosotros.
Que esta Navidad sea el comienzo de una nueva y maravillosa etapa en tu vida. Sumérgete en el espíritu navideño y disfruta de las mil y una manifestaciones de su magia y de las señales que nos anuncian su presencia.
Que los buenos sentimientos que encierra la Navidad se queden contigo y te acompañen a vivir cada día a lo largo del nuevo año. Que sea un tiempo para nuevos comienzos, para el fortalecimiento de tus relaciones a través del amor, para que tus sueños se cumplan y para que vuelvas al reencuentro contigo mismo y con Dios.
ABRE LAS PUERTAS DE TU CORAZÓN
Reúne a los tuyos para compartir momentos de calidad. Conviértete en un elemento conciliador y favorece el acercamiento entre los unos y los otros. Comparte con tus hijos eventos propios de la celebración de la Navidad y participa junto con ellos.
Vuelve a ser niño, entusiásmate con las cosas simples, déjate sorprender y diviértete. La Navidad es para todos aquellos que sean niños de corazón. El pesebre, el arbolito, las guirnaldas, las velas, la cena, las nueces, los adornos, los postres, la música. Rescata los sonidos y cantos propios de la Navidad.
Abre tu corazón y déjate llevar por el espíritu amoroso de la Navidad y comparte un juguete, un plato de comida caliente, una visita, una sonrisa, una acción amorosa y desinteresada dirigida a suavizar determinada condición de limitación, soledad, necesidad o dolor.
Encuentra un espacio para la reflexión. No te juzgues ni te presiones, simplemente obsérvate, una vez que definas las áreas que vas a mejorar asume el compromiso contigo mismo de cambiar o transformar ese hábito, esa actitud o esa creencia que te causa daño a ti o, a través de ti, a otros....
No olvides que estás hecho de Espíritu Divino. Muchas veces has sentido que Dios se ha alejado de ti, cuando en realidad lo que ha sucedido es que tú te has separado de Él por algunas de las experiencias vividas con dolor o con confusión. Conéctate de nuevo a Su presencia y practica algunos momentos de recogimiento, oración y reflexión.
Haz una lista de todas aquellas personas que alguna vez hicieron algo especial por ti, aun a pesar de no haber hablado con ellas en mucho tiempo. Elige un par de ellas y hazles una llamada para desearles una ¡Feliz Navidad!
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