La llamada a la conversión.
Esta transformación de la vida es lo que en la Biblia se llama conversión. Es aceptar a Dios y dejar atrás un viejo modo de vivir. Volverse de hacer lo malo, volver a estar en comunión con Dios, la creación y las personas.
Por eso es una verdadera conversión es una actitud constante en la vida del creyente. Es como el nacimiento y el crecimiento. Si un bebé nace pero no crece deja de ser motivo de alegría y pasa a ser un motivo de preocupación. Así al acercamiento de Dios y a Dios, debe continuar un proceso de maduración que haga que el evangelio llegue a todos los ámbitos de nuestra vida y también de nuestra sociedad.
No es solamente una cuestión de sentimientos, si bien el arrepentimiento muchas veces nos conmueve por lo profundo que toca en nuestro ser. Sin embargo es algo que involucra toda nuestra vida: sentimientos, pensamientos, conducta, y llega hasta la comunidad en que vivimos y el mundo que habitamos.
muy pero muy bueno tu mensaje
Saludos.
Eleazar.