“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina”.
Proverbios 12:18
Las palabras pueden sanar y herir los corazones de tal manera que marcan la vida de una persona por años. Nuestras palabras tienen la capacidad de sanar la identidad de una persona o destruirla. Tal vez muchos de nosotros fuimos marcados por palabras descalificadoras que las hemos arrastrado por años en el corazón.
Cuando el Espíritu Santo comienza a sanar a una persona generalmente trae recuerdos de cosas del pasado para perdonar y para que se renuncie a creer esa mentira y sanarla.
Las palabras se cargan de emociones buenas o malas, se pueden cargar de unción o de las malas intenciones de nuestro corazón. Las palabras son un vehiculo de expresión en la que viajan las cosas que producen un efecto en el mundo que nos rodea, en ellas viaja la vida, la muerte, la bendición o la maldición, la salud y la enfermedad, el amor o el odio.
En verdad no es la palabra por si sola la que hiere, sino la sustancia y la intención que hay sobre las palabras; incluso palabras aparentemente amables pueden ser irónicas e hirientes. En la lista de las siete cosas que abomina Dios la última se refiere “al que siembra discordia entre hermanos” (Pr. 6:19). Es un pecado abominable para Dios cuando alguien confunde, hiere, provoca o tiene rudeza con sus palabras, en esta lista también se incluye la lengua mentirosa (Pr. 6:17) Muchas personas están bajo maldiciones por generar continuamente malestar con sus palabras en los demás y por habituarse a mentir.
Dios nos sana con el poder de su palabra, las palabras escritas en la biblia, están llenas de amor y sanidad. Con sus palabras Dios sana el corazón y sana el cuerpo, porque en sus palabras esta su intención y su poder restaurador.
Es imperante seleccionar cuidadosamente nuestras palabras, porque tienen mucho poder sobre los demás. Si somos sabios usaremos palabras de vida y aliento, palabras que son la medicina del corazón que muchos necesitan.
“Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos”. Proverbios 16:24.