Cantorbery, Inglaterra, año 999 después de Cristo. Cunde un ambiente de alarma en toda Europa al aproximarse el año 1000, pues se ha vaticinado que amenaza con trastornar una plétora de operaciones rutinarias del mundo actual.
»¿A qué se debe precisamente esta catástrofe en gestación? ¿Cómo es que a nadie se le ocurrió que el cambio de tres cifras a cuatro para representar el año 1000 haría que reinara la confusión en todo el mundo civilizado?
A partir del primero de enero todos los registros cronológicos que contienen columnas de tres espacios para el año en vigencia, los cuales los escribas han venido actualizando meticulosamente en papel de vitela con renglones trazados a mano, tendrán que ensancharse para acomodar columnas de cuatro espacios. ¡Esto representa un gasto enorme! Entre tanto, la validez de todo documento oficial, ya sea partida de bautismo o de defunción, confirmación o coronación, quedará en tela de juicio.
»"Debimos haberlo esperado --comenta el Hermano Ambrosio, de la abadía de San Miguel, aquí en Cantorbery--. Lo que a mí más me preocupa es que haya tantos milenaristas entre los fieles, convencidos de que el juicio final y el fin del mundo habrán de ocurrir en el año 1000. Y por si eso fuera poco, otros tantos creen que con el año 1000 comienza el milenio, o sea, los mil años en que Cristo ha de reinar sobre la tierra.
Es cierto que no sabemos exactamente cuándo ha de ser, pero tenemos la seguridad de que no será sino hasta después de un período de gran tribulación, y eso no ha sucedido... ¡Y ni hablar de otros que asocian el año mil con la palabra `milagro'! De ahí que lo llamen `el año de los milagros'!
¿Se imaginan la presión que van a ejercer sobre nosotros para que les hagamos su milagrito?"
»Pasando al mundo de los negocios, los panaderos han anunciado que el pastel oficial del nuevo milenio será las milhojas. Nos aseguran que habrá un número récord de milhojas a la venta para las fiestas del 31 de diciembre. Y los picapedreros ya han manifestado que van a exigir un aumento de sueldo a raíz de tener que tallar una cifra de más en todas las fechas que aparecen en lápidas, piedras angulares y monumentos.
El inevitable efecto dominó que causaría esta alza de precios pudiera sumir en el caos la hasta ahora estable economía medieval.
»Se ha convocado a una conferencia de clérigos en Winchester para tratar el asunto, pero los profetas apocalípticos están convencidos de que no hay nada que hacer aparte de prepararnos para la supervivencia a nivel personal.»
Ojalá que este noticiero satírico de los sucesos anteriores al año 1000 nos lleve a reflexionar sobre el refrán del sabio Salomón, que dice: «No hay nada nuevo bajo el sol.»
García Márquez noveliza este refrán en Cien años de soledad por medio de su personaje Úrsula, que vocifera: «Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio.»
Sin embargo, y a propósito, seamos prudentes: hagamos las paces con Dios y mantengámonos preparados, pase lo que pase. Porque no sabemos ni el día ni la hora en que ha de cerrarse la puerta de oportunidad para salvarnos.
Hermano Pablo.
Que en el próximo año, la Paz de Dios gobierne vuestro corazón.
En paz me acostaré y así también dormiré;porque sólo tú, SEÑOR, me haces habitar seguro. Salmo 4:8