Usted busca un número telefónico y lo marca. Usted no lo escribió, simplemente lo recordó. Pero una hora después, probablemente no podrá recordar el número. Esa clase de memoria se la conoce como “memoria de trabajo”.
Las abejas de miel pueden no tener un gran cerebro, pero los investigadores de la Universidad Nacional de Australia en Canberra han encontrado que las abejas de miel tienen una memoria de trabajo sorprendentemente buena. Los investigadores construyeron un túnel, conectado a una tubería con aperturas a diferentes destinos. Marcaron estas aperturas con señales simples, como líneas onduladas. Ellos entrenaron a las abejas para que aprendieran que una apertura con una señal específica ofrecía una golosina, mientras que la otra apertura, también marcada con una señal, no ofrecía nada. Luego de que las abejas aprendieron que señal los llevaba a las golosinas, los científicos hicieron más largo al túnel para aprender cuanto duraba la memoria de trabajo de la abeja. También empezaron a ofrecer señales distintas para aprender cuan flexible es la memoria de trabajo de la abeja. Su conclusión es que las abejas de miel tienen una memoria de trabajo que dura alrededor de cinco segundos, así como los pájaros. Pero lo más sorprendente es que su memoria probó ser tan flexible como la memoria de un mono rhesus.
El recolectar polen de una serie de plantas en floración requiere una buena memoria de trabajo. Las memorias de trabajo sofisticadas de la abeja de miel no tienen nada que ver con el ascenso evolutivo, sino que es una habilidad necesaria que se les fue dada por un Creador amoroso.