Nuestros dones deben crecer
"Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo" 1 Corintios 1:4-7.
Cómo hemos hecho notar, el don que se menciona en el versículo 7 se refiere a los dones iniciales que proceden de la gracia, concretamente la vida eterna y el don del Espíritu Santo. Cuando fuimos regenerados, recibimos la vida eterna como don de Dios. Según Hechos 2:38, el Espíritu Santo es también un don. Decir que estos dones son dones iniciales indica que ellos aún no se han desarrollado; no han madurado.
Un niño posee vida y también las funciones de ésta, pero no ha experimentado ni el crecimiento ni el desarrollo de esa vida. Esto no impide que él se desarrolle normalmente. Cuanto más crece un niño más funciones puede desarrollar. Por ejemplo, mi nieto de once años puede realizar más cosas que su hermano de siete años que no puede efectuar. Aún cuatro años de diferencia hace una gran diferencia. . Eso no quiere decir que su hermano menor no tenga vida. La tiene, pero no se ha desarrollado en la misma medida. Del mismo modo, aunque los corintios habían recibido los dones iniciales y habían sido enriquecidos en Cristo en todo conocimiento y en toda expresión, seguían siendo niños. Los dones iniciales no se habían desarrollado.
La educación de muchos santos les permite entender las expresiones que se usan para transmitir las cosas espirituales. Sin embargo, cabe la posibilidad de que sólo entiendan el pensamiento transmitido en palabras, y que carezcan de la realidad que se comunica en Él, la cual es el propio Cristo. tal como los creyentes de Corintios, ellos son ricos en expresión y en conocimiento, en su entendimiento de las cosas espirituales, pero quizás no posean la realidad de estás cosas.
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