Tú, Señor, eres mi fuerza; yo te amo.
Tú eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite.
“Tú, Señor eres digno de alabanza, cuando te llamo me salvas de mi enemigos.
La muerte me enredó en sus lazos; sentí miedo
ante el torrente destructor.
La muerte me envolvió en sus lazos; me encontré en trampas mortales.
En mi angustia llamé al Señor, pedí ayuda a mi
Dios, y él me escuchó desde su templo; mis
gritos llegaron a sus oídos.
By Andrea
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