Estaba pensando en ti,
Recordaba tu hermosa sonrisa, tus lindos ojos,
Tu pelo gracioso, delicado y enigmático,
Toda tú, hermosa reina de mi corazón.
Pensaba en los lindos momentos junto a ti,
Pensaba en como cambiaste mi vida, la alegraste,
Has sido manantial de alegría, de gozo, de amor.
Recordaba nuestros momentos, que solo tú y yo conocemos,
Donde te declaraba mi amor,
Donde sentía que tocaba el cielo con mis manos,
Momentos, hermosos momentos de amor.
Y pensaba en nuestro Señor, como él nos trajo hasta aquí,
Como nos sacó del mal camino, y nos libró del malo,
Él te conoció antes que yo, y a él le debo toda esta alegría.
Quiero contarles un secreto, a todo aquel que escucha:
Es Dios el arquitecto del nido de amor,
Te parecerá extraño, pero créelo, es en la cruz donde nace el amor,
Es en la cruz, donde realmente encontré a mi amada,
Y en la resurrección donde realmente me unió a ella.
Bebemos de la misma agua, andamos el mismo camino,
Nos alumbra la luz de Cristo,
Y nuestros pasos se afirman en la Palabra.
Tú preguntabas: ¿Cómo puedo amar, amar para toda la vida?
La respuesta no la tengo yo, la tiene Cristo,
Solo en la cruz, solo en la resurrección, encontraras el amor.
Lleva tu pareja a Cristo, llévala a la vida,
Entonces, no yo, sino el cielo te dice:
Tu amor será para toda la vida.
Y andamos juntos cogidos de la mano,
Por las lindas calles del cielo, por esos hermosos rincones,
Donde la luz de Cristo todo lo llena.
Y vi entre tantas habitaciones, una marcada con tu nombre,
Tú, que lees esto, hermosa verdad, no miento,
Él la puso ahí, para ti, es hermosa en verdad.
Y junto a esa hermosa habitación del cielo, rociada por la luz de Cristo,
Había una más, la de tu amor, ahí estaba, ¡qué bella!
Y un ángel susurró suavemente, pero su voz se escuchó por todas partes:
Ya viene, ya viene, el que Cristo ya rescató, y aquí reposará.
Junto a su amada, y al cielo alegrara con la sonrisa de la Salvación.