Para que mis ojos ciegos dejen de ver, mi olfato no tendría que oler el dulce aroma de tu esencia, si mi tacto desapareciera, si la amargura de mi boca no besara tu dulzura, si mirarte, olerte, tocarte, saborearte han hecho que yo peque.
Lamento decirte amor que mientras seas un ángel en el paraíso, yo estaré penando en aquel infierno pero, ¡no importa! pues te seguiré amando.
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