PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
¡Al vencedor le daré de comer del árbol de la Vida! [Gen 2,9; Ap 2,7; 22,14]
-¿Todavía te atreves a soñar? ¿Sigues teniendo ideales irrealizables? ¿Siempre en las nubes, soñador que anda papando moscas?
--Hoy empieza el Adviento, que es algo así como la insistencia de nuestra madre, la Iglesia, para que no renunciemos al sueño de Dios, para que sigamos esperando contra toda desesperanza, contra todas las evidencias en contrario queparecen repetirnos machaconamente: mira, todo se viene abajo, déjate de sueños y utopías: al contrario en esos momentos de desastre hay que ver las cosas a lo Jeremías que ve como de la raíz árbol caído y en apariencia muerto, rebrota un brote, un Germen que cumple la promesa de bien hecha por el Señor.
-¿Y qué tanto hay que soñar? Que yo sepa adviento no es otra cosa que empezar a preparar el corazón para festejar adecuadamente el cumpleaños de Jesús.
--¡Es muchísimo más que eso! ¡Es descubrir que Jesús es el gran motivo para permanecer despiertos, seguir vigilantes, soñando machaconamente, descubriendo que en el sueño de Dios la Vida vence a la Muerte.
-Yo no veo nada de eso: veo gente cansada, desilusionada, sufrida…; si quieres, hasta ingenua, e inocente,…, gente que sin embargo se evade y escapa de la pesadilla en que lo estamos convirtiendo todo…
--El Señor Dios nunca deja de auscultar al mundo y lo encuentra lleno de guerras, crímenes e injusticias. En lugar de indignarse, viene Él en persona y se acerca, se hace cargo de la distancia, carga con todo el peso y da todos los pasos.
-Yo creería que si Dios ausculta al ser humano lo hallaría calculador y ventajero, egoísta y aprovechador.
--Muy cierto, pero el Señor Dios en lugar de condenarlo, viene él mismo en Persona, se hace cargo de la distancia, se pone en camino para así reducir a cero semejante lejanía El Señor me ausculta a mí y a ti y nos encuentra con el corazón apesadumbrado, y entonces se pone cerca, muy cerquita, como para escuchar ese corazón desesperanzado. Adviento es esa presencia cercanísima y escondida de Dios.
-Yo leo en el Evangelio de hoy que Jesús vendrá en su gloria, sobre las nubes,…
--Cierto, pero también viene hoy a través de pequeños gestos transparentes y puros de los corazones sedientos de paz; todavía no sobre un trono envuelto en llamas, sino en los mil y un gestos de delicadeza de quienes tengo cerca, sean los de un hermano, una hermana o,…, los de desconocidos. Nos sabemos habitantes de este mundo: ciudadanos y extranjeros, guardianes de lo cotidiano y peregrinos de eternidad, escrutando los ojos de las criaturas y levantando al mismo tiempo la vista hacia las alturas del Cielo.
-¡Ah! ¿Es por eso que Jesús nos dice que se acerca nuestra liberación, que levantemos la cabeza?
--Hay que vivir siempre “en-simultaneo”, levantando la cabeza hacia lo Alto y, al mismo tiempo, cuidando aquí a los hermanos frágiles, pobres, humildes y pequeños, escuchando el ritmo de su corazón, el del corazón del mundo y el del corazón del…. Padre, sin jamás pretender que haya que renunciar a un amor en nombre de otro Amor. ¡Que haya que renunciar al amor humano para gozar del de Dios, y menos aun a la inversa: renunciar al de Dios para disfrutar de los amores humanos!
-Intentaremos, entonces, cumplir las comprometedoras palabras de Pablo: Que el Señor los haga abundar y sobreabundar cada vez más en el amor mutuo y en el amor hacia todos los demás. ¡No sólo amar, sino sobreabundar cada vez más en el amor!
--¡Mira que Pablo dice que no sólo se trata de amar a esos pocos que nos son indispensables para nuestra vida afectiva y un tanto egoistona, sino hacia todos los demás!
-Entiendo lo difícil e imposible que parece semejante desafío, ya que se trata de la realización del mismísimo sueño de Dios [no hay mayor amor que dar la vida…] ya que hay que amar cada vez más, dándose y dándose sin taza y sin cuento, sin medida y sin medirse, sin hacer cálculos,…, desinteresadamente. El Espíritu Santo nos enseña a vivir y soñar a lo Jesús y de acuerdo a su promesa: Yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes.
--Y hacerlo con, por y como Jesús, haciéndolo en este mundo tan avaro, tan lerdo y calculista. Y esto, nos lo asegura Pablo, fortalecerá el corazón del mundo. Ese corazón que, al igual que el de Dios, sólo encuentra descanso amando sin medida: Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo… Habiendo amado a los suyos, los amó sin medida,…, y sacándose el manto se ciño una toalla y…
“¿No descubres mi sueño hijo? ¿No te das cuenta hija?
Está brotando, frágil y pequeñito como plantita que acaba de nacer:
¡Cuida de mi sueño, no vaya a secarse…, y morir!
Si lo cuidas llegará a ser un Árbol lozano y frondoso:
¡El árbol de la Vida! ¡El árbol de la CRUZ!”
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