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PANEL DE REFLEX. CARMEN (SANTAMARGARITA): EL ABURRIDO CIELO
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El aburrido cielo
¡Cristo ha dejado bien claro que «allá arriba» suceden cosas bien distintas!
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El tipo que inventó lo de las nubecitas, la música de arpas y los cánticos incesantes, sin duda estuvo muy inspirado. Pero no por el cielo.
Es una de las obras más peligrosas de propaganda infernal. Como no era posible calificar al cielo de «malo», se le describió como extremadamente aburrido. Y el ministerio de propaganda satánico tuvo aquí la colaboración (como en tantas ocasiones...) de un fallo de la naturaleza humana. Tenemos mucha mayor facilidad para imaginarnos el infierno que el cielo. Les ha sucedido incluso a nuestros mejores escritores. La descripción del infierno de la «Divina Comedia» de Dante es mucho más impresionante que la del paraíso. Y lo mismo ocurre con Milton en su «Paraíso perdido». ¿Será posible que lo malo nos resulte más familiar que lo bueno? Sería un pensamiento bastante alarmante.
¡Para cuántos chistes idiotas habrá dado ocasión esta imagen deformada del cielo!
Continuamente oímos decir que el infierno tiene que ser mucho más divertido, pues allí estarán seguramente todas las personas interesantes, en cambio en el cielo sólo la gente honrada, los chicos y chicas ejemplares nausabundamente aburridos (que cantan en coro y tocan el arpa).
¡Y sin embargo, Cristo ha dejado bien claro que «allá arriba» suceden cosas bien distintas! El criado que ha administrado tan bien sus diez talentos, convirtiéndolos en veinte, no recibe ahora de su señor una cifra mayor para administrar, sino que «le da el poder sobre veinte ciudades».
Es decir, que obtiene una posición totalmente nueva, una posición de poder extraordinario. Se convierte en príncipe. Su acción es, pues, premiada más allá de toda medida. El premio se produce con valores totalmente nuevos. Y además el tipo de premio promete una nueva actividad, incomparablemente más interesante y de mucha mayor responsabilidad que la anterior. Estará activo.
Aquí en la tierra nos cansamos con facilidad y anhelamos el descanso. Pero incluso en el descanso continúa en nosotros la actividad automática de nuestro cuerpo, la formación constante de nuevas células, la circulación de la sangre, la respiración, «Allí» ya no existirá el cansancio. El «descanso eterno» es existencia consciente. Toda la felicidad será diferente, pero será siempre... feliz. Pues todo sirve a Dios y servir a Dios significa reinar. |
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