Una vez visité la casa de una diaconisa de nuestra iglesia quien era viuda. Criaba dos hijas y ellas dormian en una cama de dos pisos. Y la madre tenía anotado los Diez mandamientos en la cabeza de la cama tanto en el piso alto como en el de abajo. Extrañado le preguntó ¿porque tiene anotado los mandamientos? y ella me contestó "yo crio sola a mis hijas, ellas no tiene padre y yo no tengo mucha inteligencia para educarla, de modo que anote los mandamientos y les obligo a leer antes de entrar a la cama y antes de salirse de ella". Pero no pasó mucho tiempo que ella tambien murió y las hermanas crecieron solas con la ayuda de un pariente. Lo sorprendente fue que ellas crecieron bien, en camino correcto y se habían casado. Extrañado le pregunte ¿ como pudieron vivir rectamente en medio de este mundo tan malo? Me contestaron que ellas continuaron con la lectura de los Diez Mandamientos que su madre habia colocado en la cabeza de la cama y que no pudieron infringir su ley. Les ruego que enseñen a los niños los Diez Mandamientos antes que cualquier otra cosa. Porque si sellamos el corazón con los mandamientos, ellos serán de guia y direccion para que no se desvie del camino de Dios. Lo guardaremos y será de gloria para Dios y de muchas bendiciones para nosotros. Pastor David Cho