En su libro titulado The Tapestry (El Tapiz), Edith Schaffer describe
un verano en que su esposo Francis pasó tres meses en Europa. Durante
ese tiempo, en el que lo extraño mucho, Edith y su hermana Janet
llevaron a sus hijos a vivir a una antigua escuela Cape Cod. Puesto que
tenían muy poco dinero, compartían la renta, no tenían auto y creaban
aventuras a diario para los cinco niños.
Mirando atrás años después, Edith dijo que ese verano: Nunca más he
vuelto a pasar un tiempo así con mis hijos ni con mi hermana o sobrinos.
Los
repentinos y queridos momentos de la vida hay que reconocerlos por lo
singulares que son. No se pueden desperdiciar deseando otra cosa.
La perspectiva de Edith nos ofrece una clave para aplicar las palabras del Salmo 118:24:
Este es el día que el Señor ha hecho; recocijémonos y alegrémonos en él.
Durante los momentos difíciles nos vemos tentados a volvernos pasivos
mientras esperamos que pase una tormenta de la vida. Pero Dios nos
invita a buscar activamente las oportunidades que tenemos a la mano en
lugar de lamentarnos por lo que no tenemos.
Puesto que el Señor ha hecho este día, podemos ver más allá de las
puertas cerradas y ver la gente y las oportunidades que antes pasamos
por alto. Al celebrar sus valor descubriremos el gozo y la alegría que
vienen de Dios. -DCM
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