El primer ministro de la dinastía Tang era un héroe nacional por su éxito como estadista y líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y riqueza, se consideraba a sí mismo como un humilde y devoto budista. Visitaba a menudo a su maestro preferido de Zen para estudiar bajo su instrucción, y parecían llevarse muy bien. El hecho de que era primer ministro no tenía, aparentemente, ningún efecto en su relación, la cual parecía ser simplemente una de un reverendo maestro y un respetuoso estudiante.
Un día, durante su usual visita, el primer ministro le preguntó al maestro: - Su reverencia, según el Budismo ¿qué es el ego?
La cara del maestro se puso roja, y en un tono de voz muy condescendiente e insultante, increpó a modo de respuesta: - ¿Qué clase de pregunta estúpida es ésa?
Esta imprevista respuesta conmocionó tanto al primer ministro que llegó a fruncir el ceño y a enfadarse.
Entonces el maestro de Zen sonrió y dijo:
- Ésto, su excelencia, es el ego.
(Cuento Zen)
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Muchas veces el EGO, es decir la máscara psicológica-social o importancia personal, adquiere "vida propia" y se expresa de las más variadas formas con tal de lograr sus propósitos de dominación.
Esto no significa que el tener ego sea malo o negativo; que haya que "matar" al ego como dicen algunas filosofías... no, el ego es necesario para nuestra presente etapa evolutiva... para convivir y desarrollarnos en sociedad, pero debemos de estar alertas de ser nosotros quien lo controlemos y no el a todo nuestro ser.
Existe un EGO más sutil: Algunas veces vemos personas muy humildes, incluso muy espirituales, sin embargo lo que se está expresando es realmente un ego manipulador deseoso de admiración y respeto.
Debemos ser siempre conscientes que es solo un vehículo de expresión del ser.
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