Convicción

"Tú, sigue firme en aquello que aprendiste, de lo cual estas convencido. Ya sabes quienes te enseñaron." 2 Timoteo 3:14 "

Siempre me gustaron las películas de guerra, esas en las que el grupito de soldados resiste en la trinchera, y aunque heridos y con bajas, logran la victoria. Pero siempre, hasta ese momento final del triunfo, hay muchas dudas y miedos en las trincheras.

La presión externa hace sacar lo peor que tienen dentro y cada uno se muestra como realmente es. Ya no hay lugar para las caretas, desaparecen los disfraces. Cada soldado se muestra tal como es, Están todos en peligro extremo.

Aun así, logran quedarse y luchar. Porque la convicción es mayor que el miedo. Saben por que razón están en esa trinchera, y eligen quedarse hasta las últimas consecuencias. Aun a costa de sus vidas. Porque están convencidos que su causa es justa.

Pero eso pasa en las películas, donde al final el muchachito recibe la medalla y el beso de la novia, y todos aplauden. Pero eso solo pasa en el cine. En la vida real, todo es bastante diferente.

A diario estamos obligados a elegir. Pablo sabia de esto, y sabia que Timoteo era joven, que le costaba ponerse firme. Sabía de las presiones cotidianas de esta sociedad corrupta y mentirosa. Y sabía que era muy fácil bajar los brazos.

Hoy vemos que muchos lo hacen. Lejos de aguantar en la trinchera, muchos cristianos hoy dejan la primer fila. Se esconden en el anonimato, en la rutina, en el ocio y dejan de lado las ordenes del Gran General.

Es mas fácil mirar para otro lado. Cuando todos insultan, es muy difícil no insultar con ellos. Cuando todos hablan de sus aventuras amorosas y sexuales, es muy difícil no hacer un comentario. Cuando todos cuentan lo que hicieron el fin de semana, es muy difícil decir que estuvimos en la iglesia. Todo esto nos deja afuera del grupo de amigos de todos los días, y nos quedaríamos solos.

La única manera de mantener una conducta cristiana, todos los días de la semana es estar totalmente convencido que vale la pena vivir para Cristo. Que la vida cristiana no es un domingo a la tarde solamente, es todos los días y que Dios merece y desea que la vivamos bien. Es saber bien cuales son los limites que Dios pone y cumplirlos, cueste lo que cueste. Porque Dios lo pide.

Sin convicciones, vas a seguir haciendo lo que hiciste hasta ahora. Seguirás siendo un flan cristiano que se mueve sin sentido. Solo quien está firme en su puesto, a pesar de las presiones, logra el triunfo. Que seas tú.

REFLEXION    Sin convicción, estas condenado al fracaso.