Mateo cap. 27: v 1 al v 10
Cuando amaneció, los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías celebraron una reunión para ver la manera de hacer morir a Jesús. Luego lo ataron y lo llevaron para entregárselo a Pilatos, el gobernador.
Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los jefes judíos, diciéndoles: "He pecado, entregando a la muerte un inocente" Ellos le contestaron: "Que nos importa eso a nosotros" Entonces él, lanzando las monedas al Templo, fue a ahorcarse.
Los sacerdotes recogieron las monedas, pero pensaron: "No se puede este dinero en la caja del Templo, porque es precio de sangre" Entonces se pusieron de acuerdo para comprar con ese dinero el Campo del Alfarero, y lo destinaron para cementerio de los extranjeros. Por eso ese lugar se llama hoy campo de sangre.
Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: "Tomaron las treinta monedas de plata, que fue el precio en que lo tasaron los hijos de Israel, y las dieron por el Campo del Alfarero, tal como lo dispuso el Señor"
ENSAYO:
Cuando hemos aceptado todo lo que Dios está permitiendo, nuevamente el Tentador tratará de muchas maneras que regresemos a donde estamos tratando de salir, pero si nos mantenemos firmes hasta el fin nos salvaremos. Pero todos aquellos que han sacado provecho de su posición religiosa, se llegará el tiempo en que ya no les será aceptado su arrepentimiento para recuperar lo que ya no será posible recuperar. Y aunque regresen lo obtenido de ese comerciar con la Enseñanza que Jesús nos comparte, no les será tomado en cuenta porque todo eso fue a precio de sangre y sólo servirá para comprar campos para enterrar a los muertos que menospreciaron la Palabra de Dios confiada a Jesús, cumpliéndose así, lo que dice la Escritura.
Mateo cap. 27: v 11 al v 26
Jesús compareció ante el gobernador, que le preguntó: "¿Eres tu el rey de los judíos?" Jesús contestó: "Tu lo dices"
Estaban acusándolo los jefes de los sacerdotes y las autoridades judías, pero él no contestó nada. Pilatos le dijo: "¿No oyes todos los cargos que te hacen?" Pero él no contestó a ninguna pregunta, de modo que el gobernador no sabía que pensar.
Con ocasión de la Pascua, el gobernador tenía la costumbre de dejar en libertad a un condenado, a elección del pueblo. Había entonces un prisionero famoso, llamado Barrabás. Pilatos dijo a los que se hallaban reunidos:
"¿A quién quieren que deje libre, a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?" Porque sabía que se lo habían entregado por envidia.
Mientras Pilatos estaba en el tribunal, su mujer le mandó decir: "No te metas con ese hombre, porque es un santo, y anoche tuve un sueño horrible por causa de él"
Mientras tanto, los sacerdotes y los jefes judíos convencieron al pueblo que pidiera la libertad de Barrabás y la condenación de Jesús. Cuando el gobernador volvió a preguntarles: "¿A cuál de los dos hombres quieren que les deje libre?" ellos contestaron: "A Barrabás" Pilatos les dijo: "Y que hago con Jesús llamado el Cristo?" Todos contestaron: "¡Que sea crucificado!" Pilatos insistió: "¿Que maldad ha hecho?" Pero los gritos del pueblo fueron cada vez más fuertes: "¡Que sea crucificado!"
Al darse cuenta Pilatos que no conseguía nada, sino que más bien aumentaba el alboroto, pidió agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: "Yo no me hago responsable de la sangre que se va a derramar. Es cosa de ustedes" Y todo el pueblo contestó: "¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!"
Entonces Pilatos dejó en libertad a Barrabás; en cambio, a Jesús lo hizo azotar y lo entregó para que fuese crucificado.
ENSAYO:
El tentador tratará de usar la condición tradicional del hombre para que desista de lo que está a punto de lograr, haciéndole sentir que estará indefenso si continúa adelante, y también a quienes no han cimentado su fe en Jesús porque no han reflexionado ni meditado convenientemente en su enseñanza. A todos estos se les preguntará: ¿A quién quieren liberar, al hombre nuevo en su condición espiritual, o al hombre viejo tradicional y materialista? Y quienes no han cimentado su conocimiento en Jesús porque han seguido siendo motivados a continuar obedeciendo normas, enseñanzas y mandatos de hombre en el Nombre de Jesús, será como si estuvieran pidiendo a gritos, que el que permanezca en ellos sea el hombre viejo con el cual siempre se han identificado.
Así como vemos la disposición de Jesús para obedecer al Padre aún a costa de sufrir humillaciones y vejaciones para cumplir con el propósito para el cual fue enviado, ahora nosotros deberemos estar preparados y decididos para lo que Jesús nos ha encomendado y sea cumplido en nosotros porque para eso fuimos escogidos.
Mateo cap. 27: v 27 al v 34
Los soldados romanos llevaron a Jesús al palacio del gobernador y reunieron a toda la tropa en torno a él. Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado de color rojo. Después le colocaron en la cabeza una corona que habían trenzado con espinas y en la mano derecha una caña. Doblaban la rodilla ante Jesús y se burlaban de él, diciendo: "¡Viva el rey de los judíos" Le escupían la cara y, quitándole la caña, le pegaban en la cabeza.
Después que se burlaron de él, le quitaron la capa de soldado, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
Al salir encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y le obligaron a que cargara la cruz de Jesús. Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota o Calvario, palabra que significa "calavera", le dieron a beber vino mezclado con hiel, Jesús lo probó, pero no quiso beberlo.
ENSAYO:
Así, de manera semejante, y guardando las distancias correspondientes, irá sucediendo con todos los que están tratando de ser fieles a Jesucristo y su enseñanza guardándola y enseñándola a cumplir como la voluntad de Dios conforme a la esencia espiritual que la reflexión y meditación en ella nos va proporcionando, lo que causará la burla de quienes siguen teniendo fidelidad al hombre en las cosas de Dios, y nos colocarán el manto que representa lo material sobre nuestras espaldas, pero, al resistir esas burlas y maltratos, ellos mismos estarán coronando ese sufrimiento y dolor causado por el renacer a la vida espiritual en Jesús.
Y así, como nosotros fuimos obligados a cargar con la cruz de Jesús antes de creer con la certeza y la convicción de que es verdad lo que las Sagradas Escrituras dicen de él, muchos también han sido obligados a cargar con su cruz en forma incorrecta, pues se han seguido normas, enseñanzas y mandatos de hombre, en lugar de guardar y enseñar a cumplir con fidelidad y obediencia la Palabra de Dios confiada a Jesús.
Meditemos un poco sobre el significado espiritual de cuando a Jesús se le dio a beber el vino mezclado con hiel, pero que él, al probarlo, no quiso tomarlo.
Sabemos que el vino nuevo, es el sabor dulce y exquisito del año de la gracia del perdón de Dios para el hombre, contenido éste, en la enseñanza que Jesús nos comparte. Y el sabor recio de la hiel, es el sabor amargo de la Ley impositiva que Dios le dio a Moisés para someter al hombre a su voluntad, o cualquier otra doctrina contraria a la gracia del perdón y el amor incondicional del Padre para el hombre.
Como Jesús, tendremos que probar ese vino dulce adulterado con hiel, pero debemos negarnos a beberlo, porque sabemos que el vino que deberemos tomar es el vino nuevo y excelente, que la doctrina de Jesús contiene, la cual deberemos guardar y enseñar a cumplir con fidelidad para que conserve ese sabor rico y noble del perdón y del amor incondicional de Dios para sus hijos obedientes a su voluntad.
Mateo cap. 27: v 35 al v 50
Ahí lo crucificaron, y después echaron suertes para repartirse la ropa de Jesús. Luego se sentaron a vigilarlo. Encima de su cabeza habían puesto un letrero que decía por que lo habían condenado: "Este es Jesús, el rey de los judíos" También crucificaron con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Los que pasaban por ahí movían la cabeza y lo insultaban, diciendo: "¡Hola! tu que derribas el Templo y lo reedificas en tres días, líbrate del suplicio, baja de la cruz si eres Hijo de Dios"
Los jefes de los sacerdotes, los jefes de los judíos y los maestros de la Ley lo insultaban, diciendo: "A salvado a otros y no puede salvarse a si mismo; que ese rey de Israel baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; si Dios lo ama, que lo libere, puesto que él mismo decía: Soy Hijo de Dios" Hasta los ladrones que estaban crucificados a su lado lo insultaban.
Desde el mediodía hasta las tres de la tarde se cubrió de tinieblas todo el país. Cerca de las tres, Jesús gritó con fuerza: "Elí, Elí, lamá sabactani. Lo que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por que me has abandonado?" Al oírlo, algunos de los presentes decían: "Está llamando a Elías" Y luego, uno de ellos tomó una esponja, la empapó en vino agridulce y, poniéndola en la punta de una caña, le daba de beber. Otros decían: "Déjalo. Veamos si viene Elías a liberarlo"
Entonces Jesús, gritando de nuevo con voz fuerte, entregó su espíritu.
ENSAYO:
Como podemos apreciar, no faltarán personas que por la fe en Jesús de sus creyentes, se quieran repartir el ropaje material del que ya se han estado despojando, y otros, los insultarán y retarán a demostrar que Dios está con ellos para ser liberados de los sufrimientos y angustias que en esos momentos estén padeciendo. Pero los fieles creyentes de Jesús, saben lo que otros solamente se imaginan, es decir: que todo lo que sucede en sus vidas tiene un tiempo, un orden y un propósito para aceptar y recibir la voluntad de Dios, y que a pesar de que en momentos se sientan abandonados por él, deberán seguir resistiéndose a beber vino adulterado que hace que el hombre quiera seguir haciendo las cosas como cree que está bien, y a escuchar y aceptar consejos de sabiduría humana que le hace dudar, sin darse cuenta cabal de ello que el amor, la misericordia, la Sabiduría y el poder de Dios florecerán en sus vidas cuando por fin, el hombre, entregue su ser a la Trinidad de Dios para que Jesús ocupe el trono en el centro de su vida, y así, las promesas que Dios hace al hombre fiel y obediente de su Palabra depositada en Jesús, sean cumplidas a plenitud.
Mateo cap. 27: v 51 al v 56
En ese mismo instante, la cortina del santuario se rasgó en dos partes, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron, y resucitaron varias personas santas que habían llegado al descanso. Estas salieron de las sepulturas después de la resurrección de Jesús, fueron a la ciudad santa y se aparecieron a mucha gente. El capitán y los soldados que custodiaban a Jesús, al ver el temblor y todo lo que estaba pasando, tuvieron mucho temor y decían: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" También estaban allí, observando de lejos, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. Entre ellas, María Magdalena, María, madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
ENSAYO:
En el instante en que ofrendemos nuestra alma a Dios, y en nuestra mente exista sin lugar a dudas el conocimiento de que Jesucristo es su Hijo Unigénito y por lo consiguiente Nuestro Señor y Salvador personal y suficiente, en ese preciso momento, la cortina del santuario que el hombre ha construido con todo el conocimiento de sabiduría humana que lo ha limitado para entrar en la presencia de Dios, será rasgado de arriba a abajo para separar lo material de lo espiritual, enseñanza que se encuentra en la Palabra de Dios encomendada a Jesús para ser transmitida al hombre.
En esos momentos nuestros pies serán conmovidos con temblor pues dejarán de estar plantados en tierra material, para ser trasplantados sobre tierra espiritual, donde las rocas formadas con todo conocimiento tradicionalmente materialista que nos ha proporcionado sabiduría humana, serán partidas, para que surja de esa sabiduría, la esencia espiritual de todo conocimiento en la tierra y en el Cielo, y cuando eso suceda, el hombre incrédulo de la Palabra de Jesús, sentirá temor y dirá: verdaderamente Jesús era el Hijo de Dios.
No debemos hacer de lado el amor ágape e incondicional de Dios sobre el hombre en la presencia de María, madre de Jesús en su condición de ser el Hijo del Hombre, y también en todas las mujeres que siguen a Jesús, para servirlo como verdaderos ángeles.
Mateo cap. 27: v 57 al v 61
Siendo ya tarde, vino un hombre rico, de Arimatea, que se llamaba José, y que también se había hecho discípulo de Jesús. Fue donde Pilatos para pedirle el cuerpo de Jesús, y el gobernador ordenó que se lo entregaran. Y José, tomando el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo colocó en un sepulcro nuevo, cavado en la roca, que se había hecho para si mismo. Después movió una gran piedra redonda para que sirviera de puerta, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro.
ENSAYO:
Pobres y ricos, hombres y mujeres sin importar color o religión, después de crucificar su condición tradicional para poder resucitar a su esencia espiritual, los ángeles bajarán su cuerpo despojado de la vestimenta tradicionalmente materialista que los acompañó hasta esos momentos, y serán cubiertos por el manto nuevo y blanco de la obediencia fiel a la Enseñanza de Jesús, que es Palabra de Dios, para ser depositados en este mundo en el orden y propósito de Dios, bajo la mirada amorosa del Espíritu Santo a través de María como la madre del Hijo del Hombre.
Mateo cap. 27: v 62 al v 66
Al día siguiente (era el día después de la preparación a la Pascua) los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron juntos ante Pilatos para decirle: "Señor, nos hemos acordado que ese mentiroso dijo cuando aún vivía: Después de tres días resucitaré. Por eso, manda que sea asegurado el sepulcro hasta el tercer día; no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Este sería un engaño más perjudicial que el primero" Pilatos les respondió: "Ahí tienen los soldados, vayan y tomen todas las preocupaciones que crean convenientes" Ellos, pues, fueron al sepulcro y lo aseguraron, sellando la piedra y poniendo centinelas.
ENSAYO:
Quien no haya entendido el orden y el propósito de Dios en la encomienda que depositó en Jesús, mucho menos entenderá la encomienda que Jesús ha depositado en el hombre a través de su enseñanza y serán confundidos y muchos hasta lo negarán a través de la ignorancia de la voluntad de Dios, con lo cual lo estarán llamando mentiroso. Y estos tacharán de mentirosos y farsantes a quienes quieren guardar y enseñar a cumplir fielmente la Palabra de Dios dada a Jesús para comunicársela al hombre, y estarán atentos a cualquier incongruencia que se pudiera dar, para proclamar que ellos tenían razón en sus declaraciones. Pero no encontrarán nada de eso, lo cual no impedirá que sigan en ellas para que quienes les presten atención sean convertidos en sus cómplices.