El evangelio nos trae la realidad de Cristo
"a causa de la de la esperanza que os está guadada en los cielos, de la cual ya habéis oído
por la palabra verdadera del evangelio" Col. 1:5.
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino es por mí"
(Juan 14:6).
La verdad del evangelio se refiere a la realidad, los hechos reales, y no la doctrina del
evangelio. "La Palabra", no la verdad, puede ser considerada la doctrina del evangelio.
Pero en nuestra predicación del evangelio no sólo debe estar presente la Palabra del
evangelio, sino también la verdad del evangelio, que es Cristo mismo. Cristo, la realidad evangelio, debe ser la realidad de nuestra predicación.
Sin embargo, en la predicación del evangelio, muchas veces sólo se transmite la
Palabra, quizás la Palabra persuasiva o elocuente, pero sin realidad. Esto quiere
decir que Jesús no es ministrado como realidad a los oyentes. Pero nuestra predicación
del evangelio debe ser diferente. Aunque no seamos muy elocuentes, antes de predicar
en la soledad hemos de tener comunión con Dios (yo el primero), y pedirle que ponga
en nuestros corazones el consejo que quiere darle Dios a Su pueblo, si así lo hacemos
predicaremos la Palabra del evangelio con la unciión de Dios , y Cristo será ministrado.
Los colosenses habían oído la Palabra de la verdad del evangelio, o sea, la realidad
misma del evangelio. Debido a esto, ellos podían atesorar para sí una esperanza en
los cielos al vivir a Cristo, amando a los santos. Debido a que tomaban a Jesús como
su vida, ellos podían amar a aquellos que, humanamente, les era imposible amar.
Puesto que disfrutaban a Jesús al absorverle como la verdad del evangelio, ellos
podían experimentarlo como su esperanza. Por lo tanto, en esos versículos, tanto
la esperanza como la verdadson el propio Cristo a quien experimentando
subjetivamente.
Jaime