LEAL A LA VIDA
No dejes que la rigidez del orgullo herido, ni la
solemnidad de los años o de los títulos, ni la amargura
de la impotencia, asfixien al hombre, leal a la vida, que
hay en ti. Sólo él puede sonreír apenas pasada la sorpresa
del dolor. Hasta no saber, a veces, si las lágrimas que nos
delatan son de pesar o de alegría.
JULIO CÉSAR LABAKÉ
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