Parte 65
Empezamos cada quién a retomar sus actividades, mi esposa a ocupar su ministerio en el hogar como madre y esposa: Mi hijo a seguir echándole ganas al trabajo sin la preocupación de tener que ver por sus padres en otra ciudad, mi hija Belem a cristalizar su sueño de ir a otro país en el cual tendría que trabajar para hacerle frente a sus necesidades por sí sola pero con la ayuda de Dios; Y yo, a hacerle la lucha por aprender a dibujar en la computadora con la mano izquierda, porque la derecha ya no me respondía debidamente para ayudar en la realización de los trabajos de serigrafía que mi hijo requería para que se pudieran entregar en los tiempos que establecía con sus clientes, así, como seguir escribiendo lo que el Señor iba poniendo en mi mente y en mi corazón, a través de lo cual él me iba revelando los tiempos, el orden y su propósito para mi vida.
Por principio de cuentas, invité a todos mis vecinos a reunirse conmigo y mi familia en mi casa para participarles del resultado de mi estancia en Veracruz, ya que muchos de ellos estaban enterados y deseosos de conocer los pormenores de ello. Cuando estuvimos reunidos les platicamos a grandes rasgos lo bien que me había ido en ese lugar, y como, por el amor y la misericordia de Dios al invocar el Nombre de Jesús, todo había resultado mucho mejor de lo que cualquiera hubiera esperado, ya que en la operación a la que fui sometido había un porcentaje muy bajo de salir con bien de ella, ya que también había muchas probabilidades de padecer posteriormente alguna reacción cerebral negativa, lo que gracias a Dios en su Santísima Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo no sucedió.
Este testimonio de vida fue hecho para darle la honra, la gloria y alabanza a Nuestro Señor Jesucristo, ya que al darle la gloria, honra y alabanza al Hijo, se la estamos
dando al Padre que lo envió, y así, estaremos reafirmando nuestra fe cristiana.
Seguimos con nuestras vidas, tratando cada vez más de comprender a través del estudio y meditación de la Palabra de Jesús, los tiempos, el orden y propósito de Dios para todos, cuando en su Palabra dice:
Entonces Jesús, acercándose, les habló con estas palabras: "Todo poder se me ha dado en el Cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos de la tierra sean mis discípulos. Bautícenlos, en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine el mundo." (San Mateo cap. 28: versículos del 18 al 20)
Tratando de discernir la Palabra anterior estudiándola y meditándola profundamente, Jesús puso en mi mente y en mi corazón qué para cumplir fielmente este mandamiento al que Jesús envía a todo aquel que quiera hacerlo suyo, es necesario entender que este mandamiento no autoriza a nadie, y mucho menos a quienes pretendemos seguirlo, a obligar a otros a hacerlo, sino que tenemos que ajustarnos para enseñar a cumplir, al que así lo quiera, todo lo que Jesús nos encomienda en su Palabra de acuerdo a la esencia espiritual de los pensamientos de Dios para guardar obediencia a sus cosas en el Nombre de Jesús en unidad con el Espíritu Santo, y no enseñarla de acuerdo a los pensamientos de hombre, para guardar obediencia al hombre mismo de acuerdo a sus pensamientos tradicionales y materialistas en las cosas espirituales de Dios.
Este discernimiento, Jesús lo confirmó a los dos años más o menos de que fui operado.
Resulta, que una noche en la que me encontraba profundamente dormido, escuché claramente una voz que me decía:
"José Luis, toma a tu esposa y a tu familia y desocupa la casa en que viven y devuélvesela a Santiago, así como también su palabra de compartir contigo el dinero que podría generar su venta."
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