Hay que ser capaces de comprender...
2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de
siervo, hecho semejante a los hombres;
2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. .
Cuando hablamos de unidad en el pueblo de Dios enseguida viene este texto a nuestra memoria, reflexionando acerca de esto me pregunto, ¿cuál era el sentir de Cristo?
Lo primero que encuentro es que él siendo Dios no se aferró a eso y tomó la decisión de hacerse siervo despojándose a si mismo y pienso, qué difícil es para nosotros despojarnos completamente, siempre estamos dispuestos a defender nuestra postura, nuestro lugar, nuestra capacitación para el servicio en la congregación, Ministerio etc. Si fallamos en este primer punto, seguro fallaremos en el deseo de tener el sentir de Cristo, el no dudó en despojarse ni humillarse para cumplir con la voluntad del Padre, estaba dispuesto a hacerlo. Lo segundo que encuentro en este pasaje es también muy complicado para nosotros aunque no debería ser así. El versículo 8 dice que fue obediente hasta la muerte, me avergüenza pensar lo difícil que es para nosotros ser obedientes, mucho más si no estamos de acuerdo, siempre pensamos que el otro es quien esta equivocado, de modo que sería el quien debería retroceder en sus ideas, además ¿quien es el otro para que yo le obedezca? El ejemplo de Jesús no nos deja alternativas ni excusas, el dijo sencillamente al Padre,
Lucas 22-42 22:42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa;
pero obediente, sumiso al Padre agregó pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Evidentemente era más fuerte su amor que el sufrimiento, ese amor que lo llevó en obediencia a la cruz, para que pudiéramos tener la esperanza de la vida eterna, la certeza del perdón y la seguridad de que donde Cristo está nosotros estaremos.
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