EL VALOR DE LA VIDA
La vida, es un regalo de Dios,
que se debe apreciar y respetar como tal.
El hombre no tiene derecho a ponerle fin.
Aun así las estadísticas de suicidios,
abortos y crímenes crece día a día,
poniendo en evidencia que no se
aprecia ni se le da valor a la vida.
El hombre se ha atrevido a poner fin
de diversas maneras, ya sea consciente
o inconscientemente, lo hace,
suicidándose, transformándose en
un ser mezquino y auto- destructivo.
Para ello elige distintas formas de
llevar a cabo sus intenciones.
Una de ellas es el abuso de sustancias.
A algunas personas no les importa
el precio que deben pagar,
por unos minutos de placer. Esto los lleva
a destruirse lenta y penosamente,
sin medir consecuencias, por medio de
substancias que dañan su vida y lo hacen
actuar como no actuarían ni hubieran
querido hacerlo, si estuvieran lúcidos.
Al hacerlo no sólo dejan de valorar sus
propias vidas, sino que afectan a su familia amigos
que sufren al verlos caer o perder su autoestima,
dañarse a sí mismos físicamente y sumirse en
un estado del cual será muy difícil volver,
poniendo de esta manera en riesgo su
propio futuro pudiendo llegar hasta a
perder tempranamente su vida a causa
de una sobredosis afectando su entorno y
en cierta forma a la sociedad.
También se deja de respetar la vida cuando
luego de beber mucho se sale con mucha
imprudencia a conducir un automóvil
transformando ese vehículo en un arma
poderosa que roba y destruye otras vidas y
otras familias. Es bueno poder tomar
conciencia de estos hechos y como
padres y abuelos. No ser tan permisivos
sabiendo que formamos parte de esta
sociedad herida y amenazada por tantos
casos que vemos a diario. Debemos
reconocer que todos tenemos también
algo de culpa cuando no nos hacemos
cargo no hacernos cargo de la responsabilidad
de cuidar a nuestros hijos ni ponerles
límites a tiempo. Ellos tal vez no entiendan
el porqué y quizá les cueste comprender
a los adultos que tratan de educarlos pero
somos los responsables, de poner límites,
luego lo comprenderán y lo agradecerán.
Dios nos guíe y nos dé sabiduría para colaborar
en lo que dependa de nosotros para impedir
la destrucción y el atentado a la vida
entre niños y jóvenes. Ellos merecen poder labrarse
un futuro, tener la posibilidad de vivir dignamente y
comprender el valor incalculable de la vida,
que es un regalo de Dios para valorar y disfrutar.
Araceli
Reflexión publicada en el libro
"Confluencia de pensamientos"
Publicado en Noviembre de 2014
Derechos de Autor reservados y Registro ISBN
|