EL MEJOR MOMENTO PARA AGRADECER
Al leer La Biblia, en un día en el que buscaba unas palabras de fortaleza, Dios llamó mi atención por medio del siguiente versículo bíblico:
1º Tesalonicenses 5:18
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”
Comprendí que si bien, estas no eran en realidad palabras de fortaleza, Él estaba diciéndome algo. Comencé a escudriñar lo que leía en mi Biblia, y a medida que iba leyendo, otros versículos venían a mi mente. Te los compartiré y seguramente Dios te hablará a través de ellos y podrás recordarlos en el momento en que lo necesites.
La primera parte del versículo dice: “Dad gracias en todo”. Generalmente nos resulta muy sencillo dar gracias a Dios en tiempos de bonanza, prosperidad, y salud. Yo no estaba viviendo tiempos de esa clase en ese momento. ¿Dios me estaba pidiendo que también le diera gracias en medio de la desazón? Comencé a meditar en estas cuatro palabras. En la segunda parte de:
1º Tesalonicenses 5:18 dice que:
“...esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Es que precisamente su voluntad para con nosotros es que independientemente de aquello que nos ocurra, sea cual fuere la circunstancia, mantengamos el corazón agradecido.
Lucas 17:11-1
“...diez leprosos fueron sanados y enviados a mostrar al sacerdote que estaban limpios, solamente uno de ellos volvió a darle gracias”.
¿Somos realmente hijos agradecidos, como el que volvió? No quisiera estar entre los otros nueve. Sería muy triste que fuera tan desagradecida. Aunque creo que muchas veces nos comportamos como hijos desagradecidos.
Así como cuando sentimos hambre y abrimos ansiosos la alacena buscando algo y decimos: quiero comer algo dulce, o salado y buscamos lo que saciará esa necesidad, abrí mi Biblia con ansias, dispuesta a buscar lo que necesitaba mi alma: Hoy, necesito fuerzas, pensé. Entonces leí:
Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias”
Comencé a comprender. Cuando nos enfocamos solamente en lo que nos ocurre no podemos recibir fortaleza, porque nos concentramos en nuestro dolor y en la tristeza, en todo aquello que nos provoca angustia y no vemos ni comprendemos.
Como ya hemos leído en 1º Tesalonicenses, la voluntad de Dios es que seamos agradecidos. Esta porción de la Biblia nos dice que elevemos peticiones y oración a Dios, las que deben ir acompañadas de acción de gracias, al valorar su obrar en nosotros y al ver el cuidado y el amor del Padre en cada bendición recibida.
Agradecer en momentos de alegría y de bendición o en tiempo de abundancia es muy fácil. Pero en tiempos de sequía, de angustia y de tristeza, ¿cómo se hace? Me ha tocado comprender y comprobar la importancia de ser agradecida en los peores momentos de mi vida.
El día en que mi esposo partió a la presencia de Dios, estaba rodeada de toda la familia. Todos me acompañaban, y cuidaban con mucho amor. Sentí el abrazo de toda la familia, que hacía lo posible para confortarme. Pero aun así me sentía terriblemente sola, sabía que todos estaban a mi lado pero me encerraba en mi angustia.
Dios, nos había enseñado que los dos debíamos ser uno, nosotros teníamos esa meta, y realmente la habíamos logrado. Al ser uno ahora que mi esposo había partido, ya no me sentía completa. A partir de ese día necesité aprender a caminar por la vida, sin mi otra mitad. Mi corazón dolía muy fuerte y por momentos parecía sentir que se saldría de mi pecho. Veía mis hijos a mi lado tan acongojados como yo. Pensé: “Dios, ¡dime como hago para levantarlos y levantarme!”
Fue en ese momento de angustia cuando comencé a rememorar dulces momentos durante tantos años, y a agradecer a Dios en mi mente y corazón, por todo aquello que nos permitió vivir, por los hijos y nietos que Dios nos había dado, por todo lo que juntos pudimos planear y realizar con su guía, con esfuerzo y dedicación.
Eran innumerables las bendiciones que habíamos recibido a lo largo de nuestro matrimonio. Cuánto más agradecía más tenía para agradecer. Le pedí a Dios paz para enfrentar todo lo que tendríamos que afrontar y a medida que la acción de gracias crecía en mí, la paz de Dios descendía a mi alma. Mi corazón dolía muy fuerte, pero comenzaba a llenarse de paz, a recibir nuevas fuerzas y a comprender que él ya descansaba, ya estaba con el Señor.
Efesios 5:20
“Dando siempre gracias en todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”
Toda oración y ruego deben ir siempre acompañados de acción de gracias. Cuando somos agradecidos, Dios envía su paz y nuevas fuerzas a nuestra alma. Tal vez la situación continúe de la misma forma, o quizá no, pero nosotros estaremos diferentes. Nuestra actitud será otra, estaremos en paz, valorando todo lo que nos fue dado. Nuestro ánimo cambia y nuestra manera de ver la situación también. Cuando aprendemos a valorar lo recibido, recién nos damos cuenta que es mucho lo que Dios nos dio. Solo tienes que ver las bendiciones que recibes y reconocerlas con gratitud.
Con estos pasajes bíblicos y estos recuerdos Dios me bendijo y fortaleció mi vida en ese tiempo tan difícil.
Gracias Dios, por tu presencia en tiempos de prueba, por todo lo que nos diste. Gracias por llenar nuestra vida de amor. Por nuestra familia. ¡Cuánto nos has dado, Señor!
Espero que también tú, recibas fortaleza y bendición al leer estas palabras. Si acaso estás atravesando un momento similar de ausencia o de angustia, seguramente también tendrás mucho que recordar y agradecer. Da gracias en todo. Preséntate ante Dios. Acércate a Él con acción de gracias. La fortaleza y la paz vendrán a tu vida. Comenzarás a ver las cosas de manera diferente.
Verás que detrás de las nubes, saldrá pronto el sol, notarás que Dios aún está en el control de la situación. Nada escapa a su plan. Comprender esto te hará sentir fortalecido. Vemos a través de la Palabra de Dios, que ser agradecido es reconocer la obra de Dios en tu vida. En tiempos felices o en tiempos de tristeza, Dios estuvo presente, ¡cómo no darle gracias!
Los logros fueron conseguidos por la intervención de su poder. El amor y esfuerzo compartido, las batallas vividas habiendo ganado o perdido, pero siempre con la presencia de Dios allí. No dejes de ver su mano pródiga sobre tu vida, tu hogar, tu pareja y tu familia.
Muchos pueden pensar que es ilógico expresar gratitud en la tristeza, pero no lo es. Se trata de poner sobre la balanza lo bueno, lo vivido y todo lo recibido. A pesar del dolor, dar gracias y reconocer que las bendiciones recibidas inclinan la balanza hacia lo positivo. Es más lo que has recibido que lo que has perdido.
Te propongo un ejercicio. ¿Te animás a hacer una lista de las bendiciones que tienes? Al escribir las bendiciones recibidas te darás cuenta de cuánto recibes cada día. Notarás cuantas recibes sin darte cuenta.
Es un error poner en la balanza sólo lo que nos falta, lo que salió mal. Los momentos de tristeza y de enfermedad. Generalmente solemos hacer una lista larga de todo esto. Te propongo un ejercicio. ¿Te animás a hacer una lista de las bendiciones que tienes?
Al enumerar las bendiciones recibidas te darás cuenta de cuantas recibes cada día. Notarás cuantas recibes sin darte cuenta. Olvidamos agradecer lo que nos fue dado. Léela en voz alta, recuerda, comprueba sus bendiciones y agradece a Dios.
Araceli
Del libro "Paz en tiempos de crisis"
Derechos reservados e ISBN
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