Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios (Marcos 3: 13 al 15)
Al principio de Su ministerio Jesús llamo a ciertos hombres a estar con Él y a seguirle; Él llamo a doce discípulos a estar a Su lado. Aunque literalmente hoy en día no podemos caminar nuestra vida diaria con Él acompañándonos físicamente, a través de Su Espíritu, sin embargo hemos sido llamados por Cristo de igual manera. Hemos sido llamados a Su lado para así poder estar con el Mesías y realmente conocerle, y a la vez le sigamos en el camino al discipulado.
Pero el corazón del llamado de Cristo es estar con Él y conocerle íntimamente.
El ministerio a través de grupos pequeños permite que la enseñanza no se limite a una clase dada por alguien que enseña, sino que se enriquecida por la interacción entre los presentes, que aportan sus experiencias de vida, aclaran sus dudas, se apoyan mutuamente y oran unos por otros.
Jesús lo sabía y por eso su preocupación por establecer a esos que fueron sus discípulos, más tarde sus apóstoles. La oposición sería importante, habría costo de vidas humanas (empezando por la suya misma). Habría desprecio por aquellos que antes eran sus compañeros en el templo. Habría rechazo y soledad. El camino del discípulo, el camino de seguir a Jesús, significa morir a sí mismo, tomar la propia cruz y seguirle más allá de la propia voluntad.
El camino de seguir a Jesús implica también morir al “yo” y mirar al Maestro para seguirlo incondicionalmente.
El camino de seguir a Jesús es también prepararse para comer alimento sólido y dejar de depender de la leche fácil de digerir. Es seguir a un Jesús vivo que transforma vidas y ya no mirar errores humanos que siempre son perfectibles.
Jesús nos ha llamado a Su lado, no solo para trabajar. Su llamado es primeramente a conocerle ( Mateo 4:19), tener comunión intima con Él (1 Corintios 1:9) y gozarnos en Él. Esto es primario y necesario. Si los discípulos hubieran perdido interés en Él como persona y amigo, ellos no hubieran continuado caminado con Él. Nosotros no somos diferentes. Esta dentro del contexto de profundizar la intimidad a la que nos manda a ser como Jesús. Resumiendo, es primeramente a través de la comunión con el Maestro que empezamos a parecer, sentirnos y actuar como el Maestro.
HÉCTOR SPACCAROTELLA