REFLEXIÓN VIERNES 23 DE JUNIO DE 2017
“Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado; tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.” Salmo 51:17.
Parece difícil, e imposible, pero es el paso que cada persona sobre esta tierra debe dar, para tener ese descanso y esa paz que solo viene de lo Ato. A veces tenemos sentimientos ocultos en nuestro corazón que no nos permiten crecer espiritualmente. Estos sentimientos de culpa nos mantienen tristes y amargados. El rey David experimentó en su vida la desolación que produce el callar el pecado. “todos los días que seguía orando, sin confesar mis pecados, me debilitaba cada vez más. Dios mío, tú hacías mi vida cada día más difícil. Llegué a ser como tierra que se seca en verano.” Salmo 32:3-4.
Cuando nos sentimos acorralados y perdidos, sin nada bueno en las manos para ofrecer a Dios y reconocemos que nuestras justicias son como trapos de inmundicia delante del Dios Altísimo, es entonces cuando lloramos y nos lamentamos por estar moral y espiritualmente en bancarrota. Tal vez algunos pensarán como el Chavo del Ocho y dirán: Oh, y ahora, ¿Quién podrá defenderme? No será necesaria esta exclamación, porque tenemos un poderoso y divino ayudador que murió, resucitó y vive y reina por los siglos de los siglos e intercede cada instante por nosotros: JESUCRISTO nuestro SEÑOR y nuestro SALVADOR.
El verdadero arrepentimiento va más allá del pecado, ve la cruz del calvario, contempla al Hijo de Dios ofrendando su vida por cada uno de nosotros. No es un simple remordimiento, sino un genuino arrepentimiento por haber quebrantado el corazón de Dios. “Contra ti, contra ti solo he pecado; y he hecho lo malo delante de tus ojos” Salmo 51:3b-4.
¿Ha llegado usted a esa condición? ¿Siente aflicción por sus malas acciones y se siente quebrantado? “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” Salmo 51:17b. El Espíritu Santo está con los quebrantados de corazón. A todo aquél que confiesa sus transgresiones, Él le da fortaleza y consolación.
¿Quiere sentir ese consuelo y esa seguridad? Venga al SEÑOR JESÚS, confiésele todo lo que hay en tu corazón y experimentarás el gozo, la alegría y la paz que solo Él te puede brindar.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial” No hay Dios tan grande y poderoso como tú, que no desprecias a todo aquel que con corazón sincero y arrepentido, se acerca a ti en busca de perdón. Siempre estás atento a perdonar las malas acciones y pasas por alto nuestra rebeldía. Me acerco a ti, buscando tu misericordia y tu gracia. Clamé a ti y me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma, escondiste tu rostro de mis pecados y borraste todas mis maldades. Te doy honra, gloria y alabanza, Soberano y Eterno Dios, en el bendito y poderoso nombre de mi SEÑOR JESUSCRISTO.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ