Cuscús para variar los menús semanales
Este derivado
del trigo, rico en carbohidratos, admite múltiples preparaciones
culinarias para hacer más variada y gustosa la dieta
El cuscús puede comerse frío o caliente, en ensalada, como primer
plato, como acompañamiento de los segundos o como ingrediente de postres
dulces mezclado con frutos secos, frutas desecadas y especias como la
canela y el clavo. Por su sabor neutro, tiene la cualidad de combinar
con cualquier alimento: verduras, legumbres, carnes, pescados, mariscos,
tofu, seitán, queso, hierbas frescas y especias. Supone una comida
rápida y nutritiva, al tiempo que permite aprovechar los alimentos
sobrantes del día anterior.
Propuestas para variar los menús
La elaboración del cuscús en su forma original es todo un ritual que
exige tiempo y una cuidadosa dedicación manual para hacer que los granos
queden sueltos y no apelmazados. Se cocina al vapor en un recipiente
especial denominado marga, una cazuela sobre fuego donde se vierte el
agua o caldo para generar vapor. El alcuzcucero o cuscusera es la olla
colador que se coloca encima de la marga. Se completa con una tapa con
agujeros y en ella se deposita el cuscús. La mafarada es el recipiente
de terracota donde se vuelca la sémola para trabajar en húmedo con las
palmas de las manos y formar pequeñas bolitas, algo mayores que las
cabezas de alfileres.
Para aderezar el sabor neutro del cuscús natural, se puede utilizar
aceite, hierbas o especias
En su versión adaptada a la cocina occidental, lo más común es
preparar el cuscús de forma rápida, de un modo similar a como se elabora
la paella. Aparte, se sugiere elaborar un caldo que sirva de
acompañamiento para hacer más jugoso el plato. Puede ser agua salada,
vegetal o mezclada con especias. La proporción adecuada de líquido y
cuscús es diferente si la sémola es refinada o integral. Para el cuscús
blanco, la ración es de 70-80 gramos por una medida y media de caldo,
unos 150 mililitros. Para el integral, sirve esta misma referencia o
puede ser preciso añadir más caldo, hasta 200 mililitros. De cualquier
modo, siempre es recomendable seguir las instrucciones del fabricante.
En general, el cocinado del cuscús es muy simple. Primero se dora el
grano en la olla, se remueve para que se tueste por igual y no se queme,
y cuando se perciba el aroma a tostado y al tacto con el dedo esté
caliente, se escalda con el caldo hirviendo. Se apaga el fuego y se deja
tapado unos diez minutos. Pasado este tiempo, hay que trabajar el
cereal con un tenedor de palo o con las manos siempre muy limpias, para
soltar el grano y deshacer los grumos. El sabor del cuscús al natural es
neutro. Por ello, para que no resulte soso, se puede aderezar con
aceite, hierbas o especias o agregar los ingredientes deseados en
función de la receta escogida.
El recetario de CONSUMER EROSKI propone más de una docena de platos
distintos con la sémola de trigo como protagonista. Todas las propuestas
son sencilla y cuidan la combinación de sus ingredientes, de
interesante valor nutritivo y original sabor para variar al máximo los
menús de la semana. El cuscús
con frutos secos y verduras permite hacer un menú muy equilibrado
si se acompaña de una ensalada y una fruta de postre, al igual que el
mezclado con piñones,
el de zanahoria
y calabaza o con alcachofas.
La adición en el mismo plato de cereales y legumbres mejora la calidad
proteica de los alimentos vegetales, por lo que es un acierto acompañar
el cuscús con garbanzos,
guisantes
u otras legumbres. La mezcla con especias y hierbas aromáticas hace que
el plato resulte muy original, con pasas
y pimienta o aromatizado
con tomillo.
La mezcla conjunta con carnes, pescados o marisco permite aligerar las
proteínas animales de la dieta ya que la cantidad añadida de estos
alimentos es menor que si se comieran por separado, a modo de un segundo
plato. Es el caso del cuscús con gambas
y mejillones o con gulas.
La presentación en ensalada mezclado con langostinos
y aguacate o con lentejas
a la vinagreta son otras dos sugerencias deliciosas. Además,
también sirve para variar las guarniciones como el guiso
de conejo con cuscús o de muslo
de pollo.
Aporte nutricional a la dieta
El cuscús es la sémola de trigo duro, mezclada y trabajada con harina y
tamizada varias veces hasta obtener los granos de un tamaño
característico. Éste puede ser fino, medio o grueso, estar refinado, ser
semi-integral o integral. Los granos son de color dorado pálido, de
consistencia granulosa y cremosa. Su sabor es neutro, aunque los
integrales tiene un ligero gusto y aroma a fruto seco cuando se tuestan.
Hay sémolas de distintos cereales, como el cuscús de cebada perlada,
maíz o mijo, si bien el más utilizado es el de trigo.
La sémola está constituida por fragmentos del endospermo del grano del
trigo, que determina la composición química del cuscús y su valor
nutritivo. Destaca su elevado aporte de carbohidratos y de fibra, esta
última en la variedad integral. Contiene alrededor de un 12% de
proteínas y la grasa que aporta es insignificante (menos del 1%). En
cuanto a las vitaminas y minerales, destacan las del grupo B y la
vitamina E, el magnesio, el cinc y el hierro (de peor absorción que el
procedente de alimentos de origen animal), en la versión integral.
Como base de la alimentación de muchas civilizaciones, el cuscús es un
alimento energético. Mezclado con garbanzos, práctica habitual en la
gastronomía popular, permite un aporte proteico de calidad para quienes
no tengan un fácil acceso a la proteína animal. En principio, un solo
plato reúne todos los requisitos para resultar nutritivo y equilibrado
si se respeta la proporción de ingredientes: más cantidad de cuscús,
legumbres y verduras que de carnes.
Tiene un gusto suave y es fácil de digerir, por lo que resulta apto
para todas las personas, excepto para quienes tienen intolerancia al
gluten o celiaquía, ya que
es un derivado del trigo.
DIFERENCIAS ENTRE PAÍSES
El cuscús como guiso comprende una extensa gama de variedades cuya
diferencia estriba en los ingredientes que se utilicen. En el cuscús
argelino, los ingredientes y la forma de preparación son
similares a los de un cocido español, pero la carne será de ternera o
cordero y, en lugar de añadir pasta o arroz al caldo, se prepara el
cuscús con el vapor del cocido. Para servir, se rocía el grano con caldo
a gusto del comensal y, sobre él, se coloca la carne y la verdura. La cocina
argelina utiliza salsas muy picantes que se sirven aparte.
Respecto al cuscús
tunecino, las variantes son numerosas: de cordero, ternera, pollo,
verduras, pescado o dulces. El cuscús tiene un aspecto rojizo según sea
de Argelia o Marruecos, donde se colorea la sémola con tomate o
pimentón. El grano se prepara al vapor en la cuscusera, se pasa por la
sartén y se completa con tomate frito, pimentón y salsa picante.
El cuscús marroquí se basa en los aromas más
dulzones, por lo que el picante no se utiliza en exceso. Al tratarse de
uno de los platos nacionales de la cocina
marroquí por excelencia, el recetario es inacabable según la mezcla
de ingredientes: carne (cordero, ternera o pollo), verduras y
legumbres; Andalusí, de verduras, de pescado, de marisco; Saykout, plato
frío compuesto de Lben (leche batida) y cuscús.