Volveré al despertar la primavera,
dormido tú, no me verás llegar.
Veré vestirse el campo de azahar,
como a tu lado, en otro abril, lo viera.
Abrazada estará la enredadera
a la rugosa encina; y el pinar,
con su verde oleaje, será un mar
que por el aire busca su ribera.
Entrarán otra vez en mi retina
los rosales, el río, la colina,
las alboradas que contigo vi.
Sobre la misma playa habrá un revuelo
de mil gaviotas bajo el mismo cielo,
y todo será igual, pero sin ti.
El tibio sol de Marzo, como amigo en retorno,
acarició las cumbres con sus manos de plata.
Abril pobló los aires de trinos y plumajes,
Mayo nos dió claveles, lirios, rosas y dalias.
Su pie ligero y suave produjo en mi sendero
la impresión de una huella frágil e inesperada:
Encuentro sin presencia en el mensaje breve
de un simple comentario brillando en mi pantalla.
Encuentro sin presencia en el mensaje breve
de un simple comentario brillando en mi pantalla.
Nuevos pasos se oyeron marcando nuevas huellas,
volaron las misivas, crecieron las palabras,
y un aliento poético revistió nuestras vidas
con aromas azules de cariño y nostalgia.
Fue una dulce y sincera penetración de espíritus,
primavera en la tierra, primavera en el alma
ORIGINAL DE
Gustavo Alejandro Castiñeiras