Hemos sido todo en infinitas noches, Nos hemos sentido dueños absolutos, Amantes implacables Que tocamos la luna con las manos, Cuando la gloria suprema del sexo, Nos ha pertenecido Y nos ha premiado en el deleite de un orgasmo.
Fuimos uno y nos asimos Desnudos Abanicados por la sabanas Saboreándonos cada parte del cuerpo Bebiendo sin fatiga cada gota de sudor
Jugamos con la soledad y nos sentimos infinitos, Eternos e inmortales, Riéndonos a carcajadas del pudor Creyéndonos omnipotentes, Dioses del placer.
Nos diluimos extasiados, En un suspiro compartido, En un aliento deseado, Encontrándonos en un beso.
Hemos hecho nuestras las horas largas, Viajando tiranos en sus minutos, Mientras nos tomamos y poseemos Y volamos en nuestra fantasía, Buscando en nuestro cuerpo un reverso.
Hemos sido más que tuya y mío, Cuando llegamos a la perfección, De un orgasmo completo he irreverente Que nos convierte en humanos ideales, Dignos de toda delicia.
Me has disfrutado a tu manera y frenesí, Yo te deleitado a mi forma y delirio, Mientras tu firmeza ahonda si pregunta y sin duda En el fondo de mi virginidad extinta.
He sido dueña absoluta de ti, Tú has sido amo poderoso de mi cuerpo, Mientras no mecemos intensos Tu en mi pelvis subyugando mis entrañas, Yo en tu cuerpo dominando tus caderas.
Hemos vivido tanto, Saboreado tantas mieles, Bebido tantos sudores, Que ahora que estamos tendidos Tocando de nuevo la luna con las manos, Alcanzando el cielo con un orgasmo, Unidos en el descanso glorioso, Cuando fuimos únicos Merecedores de todo erotismo Bailarines de todos los placeres.