Largo es el tiempo que he vivido en mi castillo. Subo y bajo escaleras de dorados escalones, bañadas de luz y sol cristalinas columnas, y de nácar, son los marcos de sus ventanas. Cubiertas de flores y de enjambres de hadas. Soy dueña de un ruiseñor y de algunos cantos de amor y sueños, historias de mágica ilusión.
En mi palacio, hay bosques y pueblos encantados, son míos, les dio vida mi canto de fantasía blanca. Salen de un arco iris, que se formo cuando era niña. Mis ojos, los lleno de luz un apuesto príncipe azul, dejando en mis pupilas brillantes y coloridas ilusiones. Un día, bebí elixir encantado de un beso enamorado. Otro día me até una cadena de suspiros al cuello.
Siempre termino arrullada por el, entre las flores, que deshoja lentamente para cubrir mis noches, y su risa es la música que desgrana el viento en mis oídos. Mientras el me sujeta entre sus brazos, soy como frágil y extraña mariposa descansando entre rosas. Por amigas, tengo gotas de lluvia y brisas frescas, y descalza, me gusta danzar con ellas en el pasto.
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