Un Poète
De noche
Y la noche se eleva como música en ciernes, y las estrellas brillan temblando de extinguirse, y el frío, el claro frío, el gran frío del mundo, la poca realidad de cuanto veo y toco, el poco amor que encuentro, me mueven a buscarte, mujer, en cierto bosque de latidos calientes.
Sólo tú, dulce mía, dulce en los olores de savia espesa y fuerte, sin palabras, muy cerca, palpitando conmigo, sólo tú eres real en un mundo fingido; y te toco, y te creo, y eres cálida y suave matriz de realidades, amante, amparo, madre, o peso de la tierra que sólo en ti acaricio, o presencia que aún dura cuando cierro los ojos, fuera de mí, tan bella.
Gabriel Celaya
28.01.10
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