A tí que te conocí por obra del destino y que vines de lejos, a tí que llevas el cielo en tu ojos y la bondad en tu sonrisa a tí que me escuchas sin reproches, sin juicios; porque en tu alma crece la llama de la fuerza, del ímpetu, porque a tu voluntad todo es posible, porque tu corazón está abierto, latiendo, viviendo, porque sigues la filosofía de un niño siendo todo un hombre.
Que me escuchas sin reproches, sin juicios; porque en tu alma crece la llama de la fuerza, del ímpetu, porque a tu voluntad todo es posible, porque tu corazón está abierto, latiendo, viviendo, porque sigues la filosofía de un niño siendo todo un hombre.
GRACIAS X EXPONER UNAS PALABRAS TAN LINDAS...BESOS