GALOPE SÚBITO
- A veces cruza mi pecho dormido
- una alada magnolia gimiendo,
- con su aroma lascivo, una campana
- tocando a fuego, a besos,
- una soga llanera
- que enlaza una cintura,
- una roja invasión de hormigas blancas,
- una venada oteando el paraíso
- jadeante, alzado el cuello
- hacia el éxtasis,
- una falda de cámbulos,
- un barco que da tumbos
- por ebrio mar de noche y de cabellos
- un suspiro, un pañuelo que delira
- bordado con diez letras
- y el laurel de la sangre,
- un desbocado vendaval, un cielo
- que ruge como un tigre,
- el puñal de la estrella fugaz
- que sólo dos desde un balcón han visto,
- un sorbo delirante de vino besador,
- una piedra de otro planeta silbando
- como la leña verde cuando arde,
- un penetrante río que busca locamente
- su desenlace o desembocadura
- donde nada la Bella Nadadora,
- un raudal de manzana y roja miel,
- el arañazo de la ortiga más dulce,
- la sombra azul que baila en el mar de Ceilán,
- tejiendo su delirio,
- un clarín victorioso levantado hacia el alba,
- la doble alondra del color del maíz
- volando sobre un celeste infierno
- y veo, dormido, un precipicio súbito
- y volar o morir...
-
- A veces cruza mi pecho dormido
- una persona o viento,
- un enjambre o relámpago,
- un súbito galope:
- es el amor que pasa en la grupa de un potro
- y se hunde en el tiempo hacia el mar y la muerte.
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