Rima IV
No digáis que agotado su tesoro, De asuntos falta, enmudeció la lira: Podrá no haber poetas; pero siempre Habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas; Mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista;
Mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías, Mientras haya en el mundo primavera, ¡Habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, Y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista;
Mientras la humanidad siempre avanzando no sepa a dó camina; Mientras haya un misterio para el hombre, ¡Habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma sin que los labios rían; Mientras se llora sin que el llanto acuda a nublar la pupila;
Mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; Mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡Habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; Mientras responda el labio suspirando al labio que suspira;
Mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; Mientras exista una mujer hermosa, ¡Habrá poesía!
Gustavo Adoldo Bécquer
Rima IV
No digáis que agotado su tesoro, De asuntos falta, enmudeció la lira: Podrá no haber poetas; pero siempre Habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas; Mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista;
Mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías, Mientras haya en el mundo primavera, ¡Habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, Y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista;
Mientras la humanidad siempre avanzando no sepa a dó camina; Mientras haya un misterio para el hombre, ¡Habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma sin que los labios rían; Mientras se llora sin que el llanto acuda a nublar la pupila;
Mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; Mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡Habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; Mientras responda el labio suspirando al labio que suspira;
Mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; Mientras exista una mujer hermosa, ¡Habrá poesía!
Gustavo Adoldo Bécquer
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