que lo tuvo todo en la vida.
Nació rodeada de mimos
y cariños,
tenía una mamá, un papá y una hermana.
Toda una familia!
Pero la niña sola se sentía
para jugar buscaba actividades
que pudiera, sola, realizar.
Amigos no tenia y
su hermana era mayor
y los juegos de niñas,
no llamaban su atención.
La niña creció y con ella
esa sensación de soledad.
Todas las noches dormía,
albergando una ilusión.
Soñaba con encontrar,
algún día, el verdadero amor.
La niña, nunca nada pidió,
pero la vida, muchas cosas
le dio.
Lugares muy remotos y
extraños, conoció:
El Arco de Triunfo, en París,
contempló
y un paseo en góndola,
por Venecia, disfrutó.
En Atenas, el Partenón
y las Pirámides, en El Cairo,
también visitó.
Tuvo todo lo que podían,
otros desear,
más su sueño no se
hacía realidad.
Los años pasaron,
mas no,
su soledad
y sus ilusiones de juventud
nunca dejó de albergar.
No entendía por qué el Señor,
tantas cosas le daba,
más no le concedía que
el amor encontrara.
Una bella melodía, una
noche escuchó.
alguien la entonaba con
cálida voz,
y mientras su guitarra tocaba
como mágico esplendor,
la niña sin saber como
de aquel cantor se enamoró.
Entre compás y compás
entre canción y canción
su pelo, negro como
azabache y
brillante como el sol,
se movía danzante al compás
de su bordón.
El rostro de la niña,
al verlo, se iluminaba
y su corazón, una
gran alegría, reflejaba.
Pensaba que su sueño,
al fin se realizaba
y en silencio, a Dios, las
gracias daba.
Pero cuan equivocada,
la niña estaba...
Para ella, todo era poesía
y sus momentos se llenaban
de paz y armonía.
En ocasiones, otros
jóvenes conoció,
pero ninguno, para ella
el amor, significó.
Su vida se hizo canción
y entre notas y armonías
soñaba siempre la niña
con su adorado Cantor
Era un lindo sentimiento
lo que
la niña, sentía,
era tan grande su dicha,
tan inmenso su amor
que no podía su corazón,
presentir el dolor que el
destino le traería.
Pero pronto comprendió
que la vida muchas cosas
le dio,
pero siempre le negó
conocer el amor.
El cantor se alejó,
pues otro
amor tenía,
y con una triste melodía, a la
niña dijo adiós.
Que profundo dolor sentía,
que soledad tan grande en
su corazón,
La misma soledad,
que desde pequeña conoció
la niña,
ahora irían, por siempre,
de la mano, las dos