DECIDIR SIN ATADURAS
No sé porqué, te noto muy lejana.
No sé por qué, tu corazón
late distinto.
Presiento, aunque no digas nada,
que el motivo de tu desazón,
es percibir, con el instinto,
que ya de mí...
¡no estás enamorada!
Ingenuos nos creímos,
que nuestro amor sería intemporal,
que jamás acabaría la ternura;
mas el tiempo, destructor y tan fatal,
trocó tu amor en amargura.
En cambio yo...
¡Aún te quiero!
eres música que excita mi emoción
y, como una roja flor dentro del pecho,
se deshoja, ajándose mi corazón,
al quitarle la sabia y la sazón,
de tu amor, tus besos y tu lecho.
Te propongo resurgir,
del marasmo de la duda,
con reflexión madura
y completa soledad,
para que puedas decidir,
sin ataduras,
si quieres junto a mí vivir.
Pero piensa, vida mía…
¡Que te quiero todavía!
Que ya no hay horizonte para mí,
ni bendita ilusión para vivir...
¡Sin compartir tu vi
|