Hasta que despierte el alba, no antes... ¡En la amanecida! con empeño y a porfía, con fruición y dulce calma, sin reposo, hasta mañana, con pasión nos amaremos. De los sexos gozaremos, sin empacho ni recato; sentiremos el encanto, de abrazar a nuestros cuerpos.
Refugiados en el lecho entre sábanas de seda, estaremos mientras llega luz de Sol y, beso a beso, con tus pechos en mi pecho y caricia tras caricia, hasta bien entrado el día, extasiados y en delirio yaceremos. Angel mío... ¡No te vayas todavía!