I Don't Want To Talk About It
Poema tres
La mujer de los pechos oscilantes deja posar sobre ellos a las mariposas, al temblor de las hojas en la brisa, al aullido del gato nocturno. Sus dientes destilan un licor muy dulce, se producen también circunstancias incitadoras de fantasías y hay más descripciones. ¿Qué se ha visto? Madonas inasibles yacentes en pantanos perfumados, sinfonías de lo profundo del ser en los más hondos soles corporales, vestigios de la dicha cuya llama se irisa en la médula, un clamor en la concavidad desolada del día.
Ella cubre sus muslos y sus brazos con jaleas salvajes, aceite de palmera sobre la arena suave, a sus espaldas el insondable paisaje del océano, vendedora de choclos calientes y jugo de ananá, invoca la endemoniada dicha de vivir en un país de la ribera de las moscas. Frutas agujereadas, amores inhóspitos, deserciones, pasajeros que esperan en vano que el tren se detenga mientras corre sin fin a través de los campos polvorientos.
Enrique Molina
10.11.10
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