Conozco el poder del Espíritu en mí. Vivo libremente.
Existe un poder en mí que no depende de las circunstancias externas: el poder del Espíritu, el Cristo de mi ser. Cualquier limitación en mi vida, es sencillamente una ilusión que mi mente crea cuando da poder a una creencia falsa.
Dejo ir cualquier creencia de que alguna persona o circunstancia pueda evitar el fluir de mi bien. Suelto cualquier conjetura de que soy menos que una expresión gloriosa y divina. Rechazo cualquier suposición negativa acerca de mi cuerpo y mente. Afirmo que existe sólo un Poder y una Presencia en mi vida y en el universo, Dios. Reclamo ese poder como el Cristo de mi ser. Libero cualquier creencia que me limite.
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.--Gálatas 5:1