Penetro tu cuerpo, tu cuerpo de carne penetro, me hundo entre tu lengua y tu mirada pura primero con mis ojos con mi corazón con mis labios luego con mi soledad.
Con mis huesos con mi glande entro y salgo de tu cuerpo como si fuera un espejo atravieso pelos y quejidos no sé cuál es tu piel y cuál la mía cuál mi esqueleto y cuál el tuyo. Tu sangre brilla en mis arterias semejante a un lucero mis brazos y tus brazos son los brazos de una estrella que se multiplica y que nos llena de ternura.
Somos un animal que se enamora mitad ceniza mitad latido un puñado de tierra que respira de incandescentes materias que jadean y que gozan y que jamás reposan