Del libro: EN ARMONÍA CON EL INFINITO por RODOLFO WALDO TRINE
Razón tienen optimistas y pesimistas, aunque entre unos y otros
haya tan antitética diferencia como entre la luz y las tinieblas. Unos y
otros tienen razón; pero cada cual la tiene desde un peculiar punto de
vista que influye en su conducta como factor determinante de energía
o impotencia, paz o tribulación, éxito o fracaso.
El optimista ve las cosas íntegramente en sus verdaderas y exactas relaciones; el pesimista las mira desde un mezquino y unilateral
punto de vista. La inteligencia del primero está iluminada por la sabiduría; la del segundo, entenebrecida por la ignorancia. Ambos edifican
su mundo interno según el plan de sus miras respectivas.
El optimista, con intención y conocimiento superiores, fabrica su
propia dicha; y en el grado en que la fabrica, coopera además a fabricar la del mundo entero. El pesimista, por vicio de sus limitaciones,
fabrica su propia desdicha; y en el grado en que fabrica, coopera además a la desdicha de todo el linaje humano.
En cada uno de nosotros predominan las características del pesimista o del optimista. Hora por hora estamos forjando nuestra propia
dicha o nuestra propia desgracia, y en el grado en que forjemos una u
otra cooperaremos a forjarlas también para todo el mundo.
Para que haya armonía, es preciso que una cosa esté en exacta
relación con otra, ya que estar en relación con una cosa es estar en
armonía con ella.