*"Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi sobrino Pedro nunca jamás pagarse la cuenta al sastre nada para los jesuítas todo lo dicho es mi deseo"* Como el testamento no tenía puntuación alguna, cada uno llevó el agua a su molino. Veamos como lo leyeron. JUAN: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi sobrino Pedro. Nunca jamás pagarse la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo. PEDRO: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No, a mi sobrino Pedro. Nunca jamás pagarse la cuenta al sastre. Nada para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo. SASTRE: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi sobrino Pedro? Nunca jamás. Pagarse la cuenta al sastre. Nada para los jesuítas. Todo lo dicho es mi deseo. JESUÍTAS: ¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. ¿A mi sobrino Pedro? Nunca. Jamás pagarse la cuenta al sastre, nada. Para los jesuítas todo. Lo dicho es mi deseo. Por eso la Junta del pueblo resolvió invertir ese dinero en una cátedra de Ortografía en la escuela pública.