Supremo triunfo
Estoy ahora impregnada toda yo de dulzura. Desde que me besaste, toda yo soy amor. Y en la vida y la muerte, en lecho y sepultura, ya no seré otra cosa que amor, amor, amor....
En la carne y el alma, en la sombra y los huesos, ya no tendré más nunca otro olor y sabor, que el sabor y el perfume que he absorbido a tus besos; me has dado una fragancia, tersa y viva, de flor.
Hasta el último átomo de mi piel es aroma, ¡oh mortal podredumbre, te he vencido talvez! Eres mi hermano , ¡Oh lirio! Eres mi hermana ¡oh poma! Desde que él me besara, rosa mi cuerpo es.
Juana de Ibarbourou
06.02.11
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