Perfidia
Límite
Esfera ceñida de esferas que no pueden escaparse de la esfera única. Manos esféricas ciñéndose a unas piernas que se abrazan redondas, perfectísimas. Si esta esfera que soy ya, que fui yo siempre, desgajara de sí un anillo y lo arrojara, se caería cogido por su extremo, prolongándose hasta pisar el polvo.
Ondularía siglos, y su música subiría por temblores a la esfera que le retiene siempre jamás, tan suyo. Sería vertical, hasta que un siglo la curva reclamara ser redonda desde un albor sin ritmo. subiría otra vez a ser anillo, anegándose por amor de querencia inmarchitable, en la esfera total.
Yo he sido anillo tembloroso al caer, y erguida me dejaba correr desde los tiempos... Mas la esfera sintió que al fin mi esencia debía descansar en lo redondo
Carmen Conde
22.02.11
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