Permíteme amor cerrar las puertas con cerraduras de oro Sellarlas todas y encender las lámparas Quede esta noche la casa iluminada mientras me despojo de todas las ropas
Observa en mí, vida mía las cinco señales El rostro enrojecido, las orejas calientes, la nariz sudorosa, los pezones erguidos, la voz dulce, lujuriosa e intensa, las cuevas rojas manantiales ardientes y los pies del loto levantados hacia los cielos
Ven aquí amor gentil, iniciaremos la cópula festiva Enciende con la punta de tu jade toda la lujuria de la piel a propósito en la profundidad de los valles penetra hasta lo más profundo desborda los canales
Cerraré los ojos y asomará la lengua inquieta para que mientras me mires avances y retrocedas Elévame amor al éxtasis insaciable de esta agonía en donde el tiempo nunca venza el esplendoroso sable.
La bola roja late bañada en mieles y el gran colmillo mojado de aceite de castaños. De derecha a izquierda despacio , de prisa, en libre danza del sexo y de placer inmenso.
Que el tiempo longevo no desgaste al enorme árbol, ni erosione las bases erguidas del templo Ven amor, comienza de nuevo marca el paso que los hierros nunca se quiebren en el acto. |